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El tenis de perfección de David Ferrer

A los 33 años el español David Ferrer asume el tenis con una paciencia de carpintero que trabaja sus puntos pieza por pieza y no se obsesiona ni siquiera con ganar un 'Grand Slam', el logro que coronaría su carrera.Gustavo Borges
"No me obsesiona llevarme uno de los grandes, en los últimos 10 años los han ganado casi los mismos. Yo he hecho una final, alguna semifinal y sigo intentando estar cerca de los mejores, única manera de tener una oportunidad", aseguró hoy Ferrer en entrevista con Efe.
Se trata de uno de los tenistas más queridos del circuito porque se codea con el talento de músico de Roger Federer, el ímpetu casi taurino de Rafael Nadal ó el juego de muchas herramientas de Novak Djokovic, y lleva 26 títulos de la ATP y es un rival que nadie quiere tener enfrente por su capacidad de resucitar una y otra vez.
Mira a los ojos de quien lo entrevista, pero a veces cambia su atención hacia el mar de Acapulco, el balneario donde a partir de este martes buscará repetir el título del año pasado en el Abierto Mexicano, torneo categoría 500 de la ATP.
Es uno de sus certámenes favoritos, que ha ganado cuatro veces (2010, 2011, 2012, 2015) y si este año vuelve a ganar, se convertirá en el primero en hacerlo cinco veces.
"No pienso en eso, voy paso a paso, he llegado cansado porque la pasada temporada fue agotadora y en esta ya he jugado varios torneos, sin embargo estoy listo para dar lo mejor esta semana", dice y mira de reojo a su principal rival, el japonés Ken Nishikori, sentado a dos metros ante un periodista de un diario de Asia.
Hace un año Ferrer le ganó la final de Acapulco a Nishikori.
Está por verse si los dos repetirán en el partido decisivo del sábado. De momento, parten con posibilidades similares, aunque el español viene de perder en cuartos en Buenos Aires y en Río, mientras el japonés ganó Memphis.
Originario de Valencia, Ferrer comenzó a jugar a los ocho años, en 2000 se hizo profesional y en 2002 ganó Bucarest, después de lo cual lleva un ritmo de dos torneos ganados por año, aunque en 2012 ganó siete y el año pasado, cinco.
Habla pausado, es atento con los aficionados, a quienes no les niega autógrafos ni 'selfies', nada que ver con su imagen de jugador agresivo, que dice no tener el talento de los cuatro mejores de los últimos años, pero le ha ganado a todos excepto a Roger Federer.
"Algo de talento necesitas, sin eso no puedes hacer nada, pero la clave está en trabajar duro, en ser constante. El tenis es un deporte de muchas variantes y necesitas combinarlas todas", explicó.
Da la impresión de armar sus victorias con la persistencia con la que un ebanista trabaja sus muebles pieza por pieza, pero no se cree un obrero del tenis, sino un privilegiado que gana dinero por hacer lo que más le gusta y además se mantiene entre los mejores.
"Lo que soy es un afortunado por seguir entre los buenos", dijo.
Por ser su amigo, es uno de los tenistas a los que más le duele la baja de juego de Rafael Nadal, pero no dramatiza y recuerda que cada tenista tiene su época y hasta hace poco a Rafa costaba trabajo sacarle tres juegos en las pistas de tierra.
"No siempre se puede ganar, Nadal ha estado 10 años entre el uno y el dos y era normal que un día le llegara el cansancio. Él mantiene la ilusión, sigue motivado por estar arriba y confío en verlo ganar algún otro 'Grand Slam'.
Por lo pronto el tenista de Valencia enfrentará mañana en Acapulco al australiano John Millam, su partido más importante de la semana porque es el actual. "Solo me concentro en él, después veremos", puntualizó.

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