Kay Levin.Madrid, 2 jun .- La belleza de los "momentos Federer" frente a la fortaleza espiritual de Nadal, las entrañas de un Grand Slam o la capacidad de Sampras para desmaterializarse en la pista, son los detalles que atraviesan el libro "El tenis como experiencia religiosa", del escritor David Foster Wallace.
El autor estadounidense (Nueva York, 1962 - Los Ángeles, 2008), que alcanzó el reconocimiento literario con "La broma infinita", sintió desde joven una intensa pasión por el deporte de la raqueta, con el que coqueteó antes de convertirse en escritor, como se refleja en los ensayos que compila ahora "El tenis como experiencia religiosa", publicado por Random House.
En dos de esos artículos, "Democracia y comercio en el Open de Estados Unidos" (1995) y "Federer, en cuerpo y en lo otro" (2006), asoma al lector a los entresijos de un torneo de Grand Slam y a la rivalidad más importante de la historia del tenis.
Desde los perritos calientes del estadio norteamericano de Flushing Meadows hasta los sutiles movimientos de Federer alrededor de la pelota, imperceptibles para la televisión, Foster Wallace parte de un partido de tenis para recrear todo el contexto y transmitir así el momento en su plenitud al lector, que casi se siente en ese instante.
Estas singularidades alrededor de la delicadeza cinética del juego, que hacen más complejo el relato, sirven al narrador como paso previo para el sencillo desenlace, que recuerda a la estrategia de los mejores jugadores de tenis para cerrar el punto.
Domingo, 9 de julio de 2006, final de Wimbledon, el certamen más antiguo y prestigioso de la raqueta: Roger Federer y Rafa Nadal, el genio y el aspirante adolescente, números 1 y 2 del tenis mundial, se enfrentan por primera vez en el grande sobre hierba.
Foster Wallace comienza a escribir allí mismo, mientras el drive de Federer se posa suavemente sobre la línea de cal de la pista central del Old England Tennis Lawn, para explicar los conocidos "momentos Federer", en los que una jugada del suizo deja al espectador con la boca abierta, incrédulo ante lo que acaba de presenciar.
El escritor incide en cómo en la era en la que el juego cambiaba hacia un mayor dominio de la fuerza bruta, Federer, al que llega a entrevistar, se convertía en leyenda con su clase y destreza, controlando el tiempo con esa "danza" de golpes irreales, que parecen "sacados de Matrix", según puntualiza el autor.
Enfrentado a su antagonista, un Nadal que en su primera final en Wimbledon destacaba por su fortaleza mental, el literato describe a ambos como "dioses" del deporte, como Apolo y Dionisio.
En "Democracia y comercio en el Open de Estados Unidos", Foster Wallace relata con maestría su primera experiencia presenciando un partido de "Pistol" Pete Sampras frente a Mark Philippoussis en 1995, en un enfrentamiento entre dos tenistas de origen griego que describe como una lucha entre los epítomes de la dictadura espartana y la democracia ateniense.
Con un extenso plano-secuencia que recorre los pasillos de Flushing Meadows hasta llegar a la pista central, entre anuncios comerciales y puestos de comida, el autor delinea el talento natural de Sampras, que consigue "desmaterializarse" en la pista para "volver a materializarse" en la posición idónea para devolver la potente pelota que le envía su gigantesco rival.
El amor del escritor por el tenis acabó dramáticamente en 2008 al suicidarse, víctima de la depresión, a los 46 años. Justo unos meses antes Nadal había destronado finalmente a su rival helvético en la que está considerada la final más legendaria de Wimbledon, que duró 4 horas y 46 minutos hasta despedir los últimos rayos del sol. Apolo, al fin, caía en la hierba.