Lejos de su mejor forma física, pero con un servicio y un resto que lo compensan, la estadounidense Serena Williams, una de las tenistas más laureadas de la historia, remontó un set a la australiana Ashleigh Barty, 17 del mundo, y se clasificó para la tercera ronda del torneo de Roland Garros.De nuevo vestida con un ceñido modelo negro de una pieza que evoca los trajes de los súper-héroes de los cómics -un homenaje al duro trabajo de ser madre-, la tenista, de 36 años, venció 3-6, 6-3 y 6-4 en una hora y 46 minutos.
Su rival de tercera ronda saldrá del choque entre la alemana Julia Goerges, undécima del mundo, y la belga Alison Van Uytvanck (43).
Williams demostró que aún conserva el gen competitivo de las campeonas, a pesar de que la arcilla parisina suponía su primer "Gran Slam" desde que fuese madre en septiembre de 2017.
La ganadora de 23 "Grand Slam" estuvo muy cerca de descarrilar, cuando perdió el primer set e inicio el segundo también con el pie izquierdo, pero se recuperó a base de amor propio -se motivó ella misma con gritos de "come on" (vamos)- y de algunas cualidades que aún conserva, como su saque y su resto.
Los únicos partidos que habían jugado este 2018 -dos victorias y otras tantas derrotas disputadas en las pistas duras de Indian Wells y Miami- generaban dudas de la competitividad de la estadounidense, especialmente en la arcilla.
Sin embargo, ya ha dejado en la cuneta a dos jugadores con mejor ránking (Serena es la 451 del mundo): la checa Kristyna Pliskova (70) y la propia Barty (17).
Desde que se corrigió en el inicio de la primera manga, la estadounidense se puso el cuchillo entre los dientes y amedrentó a Barty.