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El vendaval Nadal arrasa a Federer y la lluvia salva a Djokovic contra Thiem

Luis Miguel Pascual

París, 7 jun .- La primavera no se manifestó en París, que parió un día nublado, con un viento del diablo y un termómetro que penaba para marcar 15 grados, condiciones poco favorables al tenis en plena jornada de semifinales de Roland Garros.

El viento no se tomó un respiro, pero la lluvia, amenazante, aguardó a que acabara el primer duelo histórico en el que el español Rafael Nadal fue un vendaval que se llevó por delante al suizo Roger Federer. Por vez primera en cinco años. Como siempre en París, donde el balear disputará su duodécima final en busca de su duodécimo título.

Luego, a medida que la tarde se iba haciendo más desapacible, comparecieron en la pista el serbio Novak Djokovic y el austríaco Dominic Thiem para desafiar a Nadal, pero entonces se abrieron los cielos y, cuando el austríaco avanzaba decidido a anotarse el tercer set frente a un serbio amenazado, se aplazó el partido hasta el día siguiente.

La decisión no gustó en el clan del austríaco, que dominaba 6-2, 3-6, 3-1 y servicio, mientras fue mejor recibida en el del serbio, que tardó poco en marcharse del complejo.

Buenas noticias para el tenista español, que ve cómo su cota de favorito crece, por la fortaleza que muestra y porque su rival tendrá, como carga añadida, el descontrol del programa.

El rival de Nadal habrá jugado tres días consecutivos antes de la final, que está programada al domingo con la apostilla clásica de "si el tiempo no lo impide", porque la previsión para ese día también augura lluvia.

El español, sin embargo, apenas se ha visto afectado por el clima, como si el cielo se hubiera asociado con su destino.

Nadal dominó el viento en su partido contra Federer, disputado en medio de un huracán que levantaba la tierra batida y convertía en lotería muchos de los golpes.

El "guerrero" se adaptó mejor que el "caballero" a la tempestad, impuso su ritmo desde el inicio e impidió que el suizo sacara su abanico de golpes y subiera a la red para poner contra las cuerdas a su rival. Fue Federer quien se vio obligado a jugar atrás, ante la presión del español, que acabó por llevárselo por delante.

Con este triunfo, Nadal mantuvo su hegemonía sobre Federer en Roland Garros, rompió una racha de cinco derrotas consecutivas contra el suizo y se colocó en la situación ideal para levantar su duodécima Copa de los Mosqueteros.

El duelo histórico, posiblemente uno de los últimos entre dos leyendas del tenis, las dos que más dividen al deporte de la pelota amarilla, se saldó con la segunda derrota más abultada de Federer en las seis veces que se ha medido con Nadal en Roland Garros.

El otro duelo queda pendiente después de que Djokovic cediera el primer set en lo que va de torneo y se mostrara crispado, incómodo en el día de perros.

Capeaba mejor el temporal el austríaco en busca de su segunda final consecutiva, sabiendo que el rival será, si la culmina este domingo, el mismo que le venció el año pasado.

Djokovic tendrá tiempo para replantear un partido que jugó desdibujado, mientras la previsión es que este sábado al mediodía, cuando fue reprogramado el duelo, el clima sea más apacible.

Antes de que se torciera el tiempo ya habían acabado las dos semifinales femeninas, que los organizadores programaron por la mañana de forma simultánea en dos pistas secundarias, decisión que generó disgusto en la asociación de tenistas femeninas, que la consideró un agravio.

La australiana Ashley Barty, octava favorita, y la checa Marketa Vondrousova, 38 del mundo a sus 19 años, se clasificaron para su primera final, tras derrotar, respectivamente, a la estadounidense Amanda Anisimova, 51 del mundo, y a la británica Johanna Konta, 26.

Barty, que se asegura ser 3 del ránking -dos si gana el torneo-, acabó domando a la fiera Anisimova, de 17 años y que, pese a esta derrota, ha dejado su impronta en París. Ya se la compara con Serena Williams, por su nacionalidad estadounidense, y con Maria Sharapova, por su país de origen.

Ante Barty, remontó un 5-0 en contra y dos bolas de set para adjudicarse el primer parcial y puso contra las cuerdas a la australiana en el segundo, que llegó a dominar 3-0, aunque al final se dejó remontar y abandonó la pista con lágrimas en los ojos.

La que sí logró llegar a la final, y sin perder un set, fue Vondrousova, de 19 años, la más joven finalista de un Grand Slam desde la danesa Caroline Wozniacki en el Abierto de Estados Unidos de 2009.

La checa, que se plantó en París como la tenista que más victorias había conseguido en el circuito desde el pasado Abierto de Australia, remontó en cada uno de los sets en los que su rival tuvo servicio para anotarse la manga.

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