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Hoy Nick sí quería

Manuel Sánchez Gómez

Londres, 4 jul .- Ocurre una cosa con Nick Kyrgios y es que a veces parece que el tenis le da igual. Ocurre cuando sube vídeos con la rodilla lesionada jugando al baloncesto o cuando lanza la raqueta fuera de la pista. Ocurre también que a veces se implica. Necesita un estímulo para ello. Necesita a un Rafael Nadal.

Cuando el australiano siente que está en un escenario grande, bonito, importante, y ante un rival de entidad, a Kyrgios le importa el tenis.

Así lo demuestra que haya ganado a sus 24 años a todos y cada uno los miembros del 'Big Three', es decir, el propio Nadal, el suizo Roger Federer, el serbio Novak Djokovic y el escocés Andy Murray.

Hoy Nick sí quería. Quería ganar a Nadal. No por sus piques previos. Quería porque, detrás de toda su apariencia de jugador controvertido e irrespetuoso, está todavía el niño que venció al balear en 2014.

Sus faltas de respeto, en innumerables ocasiones empañan todo esto. Cuando cedió contra Felix Auger-Aliassime en el torneo de Queen's, lanzó su raqueta fuera de la pista, para el susto de tres empleados del torneo que pasaban por allí. Ante sus narices se estrellaba el elemento de trabajo del australiano. A unos metros abandonaba la pista enfadado consigo mismo y con el mundo Kyrgios, un chico que quería, pero que no pudo.

Este jueves en la pista central del All England Club ocurría algo similar. Kyrgios quiso y durante dos sets, el primero de aclimatación y el segundo de huracán, disputó el partido.

La aceleración de su derecha y la potencia de su saque le conferían un poder inusitado ante Nadal, al que a veces le atenazaba el recuerdo de hace cinco años. Ahí, Kyrgios quería.

Cuando vienen mal dadas y su tenis le falla, quizás por el óxido que acumula su juego de usarlo tan pocas veces al año, Nick busca otras vías. O esas vías le encuentran a él.

Se le cruza un cable y tira a dar a Nadal. No pide disculpas por ello. Discute con el juez, juega con una pelota, gira la raqueta. Todo le vale para enmascarar que, en el uno contra uno, no es mejor.

Y su falta de continuidad y de capacidad de sacrificio le puede costar una carrera que podría ser muy diferente si quisiera más veces, si se motivara mucho más. No siempre estará enfrente Nadal, pero siempre estará Kyrgios en pista cuando juegue el australiano.

En el futuro y en el presente, necesitará otra motivación para poder igualar al chico que invocó en 2014 y de cuyo camino en el tenis es el único responsable.

Porque aunque Nick a veces quiera, no siempre puede. Y contra Nadal quiso, pero no pudo. EFE.

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