Un cara a cara entre Novak Djokovic y Carlos Alcaraz, números uno y dos del mundo, siempre es garantía de éxito, de espectáculo, aunque no haya nada más en juego, ni un trofeo, ni un título, ni puntos ATP.
Es por eso que Arabia Saudí, obcecado en invadir cualquier modalidad del deporte con repercusión, a lo grande, decidió reunir, con la temporada cerrada y cerca de reanudar la siguiente, a los mejores tenistas del universo, los que acaparan semana tras semana más atención de la afición.
Pasa el resultado a ser algo secundario, casi irrelevante. El triunfo de Alcaraz sobre Novak Djokovic por 4-6, 6-4 y 6-4 no contará en las estadísticas profesionales de ninguno, en los duelos entre sí que forman parte de cada historia previa a sus enfrentamientos.
La primera vez que en el circuito ambos coincidan próximamente se mantendrán como referencia los datos anteriores al encuentro disputado este miércoles en el abarrotado Kingdom Arena de Riad, con capacidad para 40.000 espectadores. Se tendrá en cuenta que, como ahora, se han enfrentado cinco veces, con tres victorias para el serbio -en el Masters 1000 de Cincinatti, en las Finales ATP y en Roland Garros-; en dos ocasiones ganó el murciano: en el Masters 1000 Madrid del 2022 y en la final de Wimbledon de este 2023.
Fue una exhibición, pero ninguno resguardó esfuerzos. Con la campaña a punto de empezar, el número uno y el dos del mundo necesitan partidos, rodaje. Djokovic los va a buscar en la United Cup, como líder del conjunto serbio; un evento mixto que abre la temporada de Australia. Alcaraz, que regresa a España porque el jueves tiene previsto otro encuentro amistoso, en Murcia, contra Roberto Bautista. Pero en el punto de mira de los dos mejores del circuito está el Abierto de Australia, el primer Grand Slam del curso que se jugará en Melbourne en la segunda quincena de enero.
Alcaraz, que echó el cierre a la competición del 2023 con la derrota sufrida en Turín, en las Finales ATP contra Djokovic, apuntala la adaptación a una nueva temporada, la de su afianzamiento después de la irrupción en el 2021 y la consolidación en el 2022 que cerró como número uno del mundo.
Nadie regaló nada en Riad y el duelo tuvo de todo. Puntos extraordinarios y batalla. Pero también buen humor. La sonrisa prevaleció sobre la contrariedad. Sin protestas, sin malos gestos, sin desafíos. Empezó mejor Alcaraz que rompió el saque de Djokovic a la primera pero el ganador de veinticuatro grandes reaccionó, impuso su ley, equilibró la situación y tomó la delantera hasta hacer suyo el primer set. Tomó ventaja.
La historia se repitió en el segundo parcial. Con 2-0 para el español. Pero no hubo la reacción de la anterior manga por parte del serbio. Y el murciano, con piernas frescas y en plena ebullición, mantuvo la distancia hasta el final Igualó el marcador y el choque se fue al tercero. Era lo esperado por el seguidor deseoso de que el enfrentamiento fuera largo, eterno.
Todo estaba en juego para el último set, el de desempate. Y Alcaraz, aparentemente más metido en el partido, abrió brecha. Se puso con 3-1 pero el número uno del mundo no permitió la fuga de su rival en el marcador e igualó (3-3) para llevar la igualdad y la emoción al tramo final. Era el momento decisivo. Ninguno regaló nada.
Rompió en el noveno juego el dos del mundo que con 5-4 sirvió para ganar y no falló. Logró la victoria en una hora y 52 minutos. Es un plus de ilusión para el joven de 20 años, empeñado en lograr el triunfo y en iniciar de la mejor manera su puesta a punto.
No contará para las estadísticas pero el español valora la victoria como se merece. El español, que inició su preparación el pasado 11 de diciembre en la Academia de Ferrero, en Villena, regresa a España para jugar en Murcia el jueves contra Bautista. Djokovic acude a Perth para ponerse a punto en la United Cup. Ambos coincidirán más de una vez a lo largo del 2024.