Rafa Nadal hizo saltar todas las alarmas el pasado viernes, cuando tuvo que pedir la asistencia del fisio del torneo de Brisbane debido a que sintió molestas en su cadera, en la zona del psoas de la que fue intervenido. Su presencia en el Open de Australia está más que cuestionada, incluso por él mismo.
Rafa ya se encuentra en Melbourne y se probará en las pistas australianas de cara al primer Grand Slam del año. Pero las dolencias que sintió frente a Johnson en los cuartos de final del ATP 250 mantendrá las dudas sobre su estado físico hasta el último momento. Las molestias notadas venían en la misma zona en la que fue operado hace más de un año y le ha tenido tanto tiempo alejado de las pistas, tal y como él mismo confirmó en sus redes sociales.
Las buenas sensaciones en los dos primeros partidos vaticinaban un regreso triunfal del tenista balear. Pero el nuevo contratiempo instaló la preocupación en el mundo del tenis. A sus 37 años, esta nueva cuestión podría dejarle, otra vez, en la enfermería.
“Espero que no sea importante y tener la oportunidad de entrenar la semana que viene y jugar en Melbourne”, manifestaba en la rueda de prensa posterior al encuentro en el que se resintió del psoas. Pero no aseguraba nada. “Honestamente, no estoy 100% seguro de nada”, decía con una irónica sonrisa dibujada en la cara.
“Es verdad que he jugado bien dos partidos, pero no tenéis toda la información que yo tengo. Muchas cosas le pueden pasar a mi cuerpo tras un año sin competir. Espero que sólo se me haya cargado el músculo de esa zona", comentaba ante la prensa. Los próximos días serán cruciales para el deportista, que espera regresar a un torneo grande mucho tiempo después.