Rafa Nadal se está preparando para participar en el Open de Roma, torneo que arrancará esta semana tras caer en octavos del Mutua Madrid Open en su vuelta a las pistas. A pesar de haber sido una dura derrota, el tenista balear ya está mentalizado en su próximo torneo, que arrancará de forma sencilla pero que, con el paso de las rondas, tendrá que hacer frente a un cuadro complicado si quiere hacerse con el trofeo.
Se medirá en la primera ronda ante un tenista de la clasificación y con el polaco Hubert Hurkacz, número 9 del mundo, esperando en segunda ronda. Dos duelos asequibles para Rafa pero que, a partir de ahí, no tendrá ni mucho menos un camino de rosas. A pesar de que el Masters 1.000 no cuenta ni con Jack Sinner ni Carlos Alcaraz, números dos y tres del mundo en el ranking ATP, el mallorquín comparte mismo lado con Medvedev, Rublev, Tsitsipas, entre otros.
En caso de superar la segunda ronda ante Hurkacz, el manacorí se enfrentaría en tercera ronda al ganador del duelo entre el argentino Tomás Etcheverry (28) y el brasileño Thiago Wild (61); y en octavos de final al ganador del probable duelo entre el danés Holger Rune (12), y el argentino Sebastián Báez (19).
A partir de dicha fase y, en caso de llegar, Rafa vería un aumento de la exigencia de forma significativa. En cuartos estaría la posibilidad de enfrentarse contra el vigente campeón del Foro Itálico, Daniil Medvedev (4).
Fue el primer campeonato de pista dura en la que levantó su primer trofeo y el ruso se postula como un reto exigente que pondría contra las cuerdas su continuidad en el Masters 1.000 de Roma. Y, en caso de avanzar de ronda, se toparía en semifinales ante el ganador entre Rublev, vigente campeón en Madrid, o Tsitsipas, ganador en Montecarlo.
Solo se podría enfrentar a Noval Djokovic (1) en una hipotética gran final que, a pesar de no haber jugado aún esta temporada en tierra batida, supone el hueso más duro. Un camino muy complicado para ver a Rafa llegar hasta lo más alto en la capital italiana.