La Lanzafuegos está copando la mayoría de noticias y opiniones de los aficionados a Clash Royale desde su salida. Si bien es cierto que siempre es necesario un tiempo de adaptación para hacerse a las nuevas cartas, los problemas que se están detectando con esta carta empiezan a ser demasiado sangrantes para que Supercell no haga nada para arreglarla.
Si hace poco veíamos como con un simple espíritu de hielo la carta quedaba desarticulada en ataque, ahora podemos ver como los tiempos de recarga la hacen completamente inútil contra la Choza de duendes y el Horno. ¿Cómo puede ser que no se haya previsto esto con mayor antelación?
Además, por si no fuera poco, su amplio rango de disparo hace que si la lanzas en el lado interior del carril, la Lanzafuegos se pueda confundir y tratar de disparar a la vez a las cartas que atacan a la otra torre, haciendo que acabe por no disparar a un lado ni a otro.
Si bien los primeros días el debate sobre esta nueva carta se situaba en si la Lanzafuegos hacía demasiado daño con su escaso coste de elixir, ahora este debate parece estéril y ha quedado eclipsado por los problemas que de las nuevas mecánicas de la carta han traído al juego.
Sin negar que su capacidad de counter contra las cartas aéreas está sobradamente demostrado y también es útil de support en muchos mazos, sigue sin robar el corazón de los aficionados, ya que por ahora está demostrando ser una fuente de problemas más que de alegrías.
La cuestión es que esta vez no deberían balancear sus puestos de vida o daño, que parecen adecuados, sino ir más allá y cambiar su funcionamiento en la arena. Su elección de blancos es cuestionable y si le añadimos el retroceso y un tiempo de recarga ridículamente largo, tenemos ante nosotros una carta muy cuestionable. La experiencia nos hace pesar que no pasará demasiado tiempo hasta que Supercell le meta mano.