Uno de los grandes lanzamientos de 2023 se ha esperado mucho para salir a la venta, pero ya tenemos ente nosotros este Avatar: Frontiers of Pandora, el prometido y largamente esperado videojuego de Ubisoft basado en la conocida franquicia cinematográfica. Si hace algo menos de un año llegó el estreno de la secuela de la saga de James Cameron (que sólo se ha hizo de rogar 13 años desde que se lanzó la primera entrega) ahora nos llega esta aventura virtual que nos permite meternos en la piel de un na’vi en una historia independiente que se sitúa, temporalmente, entre ambas películas.
Massive Entertainment ha trabajado codo con codo con los productores de las películas y se nota todo el empeño que han puesto en respetar al máximo el lore, la estética y la narrativa de las películas. Ese cuidado trabajo se ha unido al buen hacer del estudio en construir mundos abiertos, al más puro estilo Far Cry. Y es que esta saga es la que más no viene a la mente a la hora de buscar referencias para definir la experiencia de Avatar: Frontiers of Pandora.
Con las películas de Avatar siempre me ha pasado que me ha impresionado más su calidad técnica que su narrativa y es justo lo que me pasa con este sandbox de Ubisoft. Avatar: Frontiers of Pandora presenta un mundo impresionante, con unos paisajes y entornos abiertos cargados de belleza y detallados al máximo: exuberantes selvas cargadas de colores, locas especies de fauna y flora y patrones biológicos con detalles bioluminiscentes por todas partes; enormes llanuras y extensiones de hierva hasta donde alcanza la vista pobladas de extrañas criaturas cuadrúpedas; titánicas cadenas montañosas; enormes lagos cargados de vida submarina; ríos de aguas salvajes o islas y montañas flotantes… El juego permite explorar a placer un nuevo continente de Pandora, alejado de los lugares que recorren los protagonistas de las películas. Así, el juego no mezcla las narrativas y tiene libertad para contar otra historia con sus propios protagonistas, tan sólo ofreciendo algunas referencias generales al contexto de la invasión que sufre el planeta.
En este continente occidental los na’vi tienen sus propios encontronazos con los humanos y su despiadada megacorporación de extracción de recursos naturales: la RDA. Nosotros, como un na’vi criado en cautividad por los propios humanos, tendremos que recuperar nuestra libertad, redescubrir nuestro hogar, recuperar las raíces de nuestro casi desaparecido clan e intentar llevarlo a la victoria contra los invasores que están contaminando y saqueando nuestro planeta. Así, podemos utilizar un decente editor para personalizar al máximo nuestro propio guerrero ecológico (o guerrera) y meternos en su piel para lanzarnos al mundo abierto de Pandora a aprender todo sobre su fauna y flora y utilizar sus recursos contra los humanos.
Al poco tiempo de comenzar nuestra a ventura, nuestro na’vi aprenderá a utilizar sus habilidades nativas para moverse por Pandora. Estas incluyen un sexto sentido que nos permite ver los objetivos o las amenazas desde lejos y a través de cualquier obstáculo, destacar los puntos débiles de cualquier estructura, mecanismo o animal, y aprender de cada planta, cada roca y cada ser vivo presente en Pandora. Esta enciclopedia viviente en la que nos convertimos nos da pistas para poder recolectar recursos y utilizarlos en las más variadas actividades: la caza, la recolección de alimentos, la construcción de armas, la creación de remedios y medicamentos para curar nuestras heridas o infecciones…
En general, es realmente satisfactorio meterse en la piel de uno de estos guerreros ecológicos de tres metros de alto y lanzarse a patear culos de sucios humanos o a boicotear sus plantas mineras súper contaminantes como si de un activista de Greenpeace se tratara. Blandir el arco y fabricar nuestras propias flechas e ir haciendo caer a los soldados armados con sus súper ametralladoras es una experiencia realmente divertida. Te sientes poderoso utilizando el entorno y tus poderes de na`vi para conseguir ventajas en los enfrentamientos e ir logrando los objetivos marcados en la historia principal. Pero es cierto que, pasadas las tres o cuatro primeras horas, la dinámica comienza a resultar algo repetitiva y a carecer de un tono épico o medianamente apasionante.
Y es que, a pesar de lo maravilloso de los entornos, de los grandes paisajes de Pandora, en ellos sólo encontramos repetitivas estructuras humanas que parecen copiadas y pegadas hasta la saciedad. Todas parecen la misma explotación minera, el mismo puesto de avanzada… y todas están pobladas por las mismas unidades enemigas una y otra vez. Soldados humanos con todos los tonos diferentes de voces posibles, que son poco más que carne de cañón, y los pilotos de los enromes mechs y naves que nos acosarán constantemente. No encontramos nada parecido a un enemigo final en ningún sitio, sino lugares cada vez más plagados de enemigos que son cada vez más duros.
Para enfrentarnos a ellos tendremos que tener a mano armamento tradicional na’vi, pero sobre todo armamento humano y es que, protegidos por un puñado de pieles, un taparrabos y algunos collares, somos muy vulnerables al fuego pesado de los humanos. Así, tendremos que saquear todo tipo de instalaciones para proveernos de material, además de recoger recursos en la naturaleza para ser más fuertes y sanos, fabricar todo tipo de herrmainetas... Cuando llevamos con nosotros algún lanzacohetes y una ametralladora y combinamos eso con nuestra habilidad para movernos por todo el entorno: saltando, ganando altura mediante lianas y enredaderas o deslizándonos por las ramas de los árboles, podemos convertirnos en un asesino implacable.
Las 25 o 30 horas que pude llevarnos completar el juego están cargadas de combates que son algo desafiantes, pero en general no hemos encontrado demasiada dificultad en el juego (aunque podemos ajustar la dificultad de los combates en los ajustes generales). El juego también nos invita a explorar, a empaparnos de toda la variedad biológica de Pandora y las costumbres y leyendas de los distintos clanes na’vi o a practicar la caza de las distintas especies cuya carne nos proporcionará mejor o peor alimento.
Mi problema con Avatar, tanto las películas como el juego, es que no encuentro demasiado interés en su narrativa, no encuentro nada de carisma en los na’vis como personajes y no me interesa su historia en general. Así, a pesar de que he disfrutado de la mecánica del juego y muchos de sus momentos de combate y misiones de exploración, no recuerdo un solo nombre de los personajes secundarios que han ido apareciendo por la historia. No era capaz de reconocer a NPC’s con los que ya había interactuado antes (todos son azules y tienen prácticamente los mismos rasgos) y se me mezclaban los trozos de la historia principal que me iban desvelando. Pandora es lo más parecido a estar en la aldea de los Pitufos, donde sólo eres capaz de reconocer a Pitufina porque es la única chica y a Papá Pitufo porque tiene barba y es el único vestido de rojo. He olvidado la mayoría de las cosas que me han contado y me he dedicado a seguir adelante intentando cumplir las misiones que tenía activas (gracias a los puntos de luz que me marcaban el camino y el resumen de objetivos en la interfaz, porque no hacía mucho caso a las instrucciones que me daban). Pero, si tú eres fan del lore de Avatar, seguro que todo esto te resulta muy interesante y disfrutas de las conversaciones y detalles de la historia del juego
En definitiva, Avatar: Frontiers of Pandora es un entretenido juego de acción y aventura de mundo abierto, que te ofrece un buen puñado de horas de exploración y combate con la particularidad de las habilidades los na’vi contra los malvados y contaminantes humanos. El apartado técnico del juego es sobresaliente y el cuidado por construir y respetar el universo de las películas es notable. Nos ha faltado algo más de variedad en las misiones, en las estructuras y bases enemigas y, sobre todo, en los enemigos con los que enfrentarnos. Eso sí, pasear, cazar y sobrevivir en Pandora es todas una experiencia.