Alone in the Dark fue algo más que un simple videojuego. Abrió una senda a todo un nuevo género que siguieron su estela, convirtiendo el survival horror en una parte más del día a día de muchos jugadores. Un clásico que ha renacido a través de su fabuloso remake, y que es posible traer de vuelta al poder jugar a esta remasterización con los gráficos de 1992.
Para ello, lo primordial como suele ser habitual en estos casos, es completar la aventura por primera vez. Algo que en un título como Alone in the Dark es incluso parte de la esencia. Casi obligándonos a volver a jugar con Edward Carnby o Emily Hartwood (el que no eligiésemos la primera vez), y así completar toda la historia para entenderlo todo. Y de paso conseguir todos los coleccionables, pues los hay exclusivos de cada uno de ellos.
Una vez nos hayamos pasado el juego, tanto si queremos repetir personaje, como si queremos utilizar al otro y vivir su historia, podremos ajustar la partida con los gráficos del clásico que lo cambió todo. Además, no es una decisión definitiva, pudiendo ir cambiándolo durante el juego.
Para ello solo tendremos que irnos al menú principal, a la opción de Extras. Una sección dedicada casi íntegramente a este cambio visual. Aunque también podremos activar los comentarios del director, y escuchar comentarios de los desarrolladores a lo largo del juego. Pero también, cambiar lo que hemos venido a hacer.
En Aspectos de Personaje seleccionaremos Derceto 1992, la única otra versión además de la del remake. Y si encima queremos darle una mayor ambientación, podemos añadir filtros de terror vintage a los escenarios, a elegir entre Letterbox, ClassicNoir y Sepia. Aunque la mejor opción para una ambientación definitiva es la de 8 Bits. Que sin duda, son dos cambios con los que, al jugar, sentiremos un doble golpe de nostalgia (Ay, Edward ¿Por qué te quitaste el bigote?).