La princesa Peach ha necesitado un par de décadas para atreverse a protagonizar ella sola un nuevo videojuego, sin ayudas de fontaneros de Brooklyn con ascendencia italiana. Desde aquel Super Princess Peach de Nintendo DS no veíamos a la famosa princesa al frente de su propio destino en un juego. Ahora, con este Princess Peach Showtime!, la eterna princesa que necesita que la salven, se salva a sí misma en una aventura que tiene mucho de teatralidad y transformaciones.
Después de completar el título en un fin de semana tengo sentimientos encontrados. Por una parte, el trabajo artístico de este juego para Nintendo Switch me ha cautivado y el carisma que puede desplegar la buena de Peach, con un juego donde se la permite transformarse en casi todo lo que una fan puede querer de ella, es innegable. Pero por otro lado creo que Nintendo ha perdido una oportunidad para crear un juego mucho más profundo, extenso y exigente, de esos que dejan huella en una generación. Han perdido la oportunidad para que recordásemos este título junto a las grandes aventuras que protagoniza Mario en Nintendo Switch.
Princess Peach Showtime es un juego claramente dirigido a niños muy pequeños, un título que pensado para que sea asequible a todas las edades. Por eso es extremadamente simple de manejar y sencillo de completar. Y es esto lo que puede decepcionar a jugadores más expertos, a esos que disfrutan con las mecánicas y desafíos de los títulos de plataformas de Mario o Luigi. Aquí, por la naturaleza metamórfica de la propia Peach, accedemos a decenas de mecánicas distintas, algunas realmente chulas para un juego de plataformas, pero el problema es que prácticamente cuando las hemos aprendido a utilizar, se termina el nivel en el que se usan.
Y no me parece mal que Nintendo haya decidido simplificar el manejo y hacer asequible el juego para enfocarlo a los más pequeños (espero que pensando en todos los géneros y no sólo pensando en las ‘niñas’), pero creo que esto no debería está reñido con un juego más profundo, con niveles más extensos que vayan utilizando las mecánicas aprendidas de maneras cada vez más originales y divertidas, como Nintendo suele siempre hacer.
En el juego Peach forma equipo con la guardiana del Teatro Esplendor, Lucy, para salvar el edificio del ataque de la malvada Grape y la Compañía Malaúva. Así que en lugar de pasar un atarde disfrutando de alguna obra de teatro, Peach tendrá que participar en ella. Así, Peach tendrá que visitar las diferentes funciones y hacerse con ciertas habilidades de transformación gracias al poder de la cinta de Lucy. Peach tendrá que transformarse en cada nivel, que corresponde con cada una de las obras en cartel en el teatro, para convertirse en la protagonista. Esto hace que Peach pueda transformarse en distintos personajes (hasta 10) y esto la otorga algunas habilidades únicas. Únicas pero simples, ya que el juego se maneja con dos botones: uno para activar la habilidad de cada actuación y otro para el salto.
Tras unos breves momentos de adaptación a cada obra, Peach consigue convertirse en espadachina, detective, maestra de Kung Fu, repostera, ninja, vaquera, furtiva, patinadora, sirena y hasta superheroína, para lograr el objetivo de cada nivel y ‘limpiar’ cada función de los impertinentes integrantes de la Compañía Malauva. Son niveles cortos, que se resuelven en menos de diez minutos, y que añaden la posibilidad de ser rejugados para conseguir todas las estrellas escondidas en el propio nivel. Un nivel mínimo de estas estrellas será necesario para desbloquear nuevas funciones.
Así, cada nivel es un juego en sí mismo, con una mecánica completamente nueva. Con Peach Vaquera nos acostumbraremos a lanzar el lazo en variaos niveles de acción, mientras que con Peach Detective utilizaremos la lupa para buscar pistas. Pero, como ya hemos dicho, los niveles son muy poco profundos, por lo que tampoco se explota demasiado ninguna de las mecánicas. En cuanto le cogemos el truco a la habilidad, en una sucesión de pequeños niveles que parecen propios de un tutorial, encontramos al jefe final del nivel y la función se acaba.
Más allá de completar y limpiar todas las obras, en el gran Teatro Esplendor podemos gastar las monedas recolectadas en los niveles para comprar telas para cambiar el vestido de Peach o las cintas de Lucy, además de hablar con los bambalinos, unos personajes muy graciosos que pueblan el teatro. También podemos acceder a los ensayos, que vienen a ser las copiones de revisitar los niveles ya completados para obtener nuevas recompensas y superar algunos desafíos.
Uno de los puntos fuertes de este juego es, como ya hemos dicho, su apartado artístico. Y es que nos encanta cómo han conseguido que todas las localizaciones, todos los niveles en los que jugamos, estén formados con atrezzo sobre un escenario de un teatro. Todo es como de cartón piedra y está montado entre bambalinas. Y el resultado tiene mucha personalidad.
Lo mejor:
Lo peor:
70/100