Los mundos postapocalípticos han sido uno de los temas más recurrentes en los videojuegos, pero Frostpunk llevó el concepto de la supervivencia a un nuevo nivel, mezclando una estética distópica y steampunk en un mundo congelado tras una devastadora glaciación provocada por los propios humanos.
En 2018, 11 bit Studios sorprendió a la industria con un título que no solo te obligaba a construir una ciudad en medio de un páramo helado, sino que también ponía a prueba tu capacidad de tomar decisiones morales para sobrevivir. Ahora, Frostpunk 2 llega con la promesa de ser más grande, más frío y más complejo que su predecesor. El juego, ambientado en Nuevo Londres 30 años después del original, reta a los jugadores a liderar a un nuevo grupo de sobrevivientes en su lucha por sobrevivir en un mundo aún más hostil. Como su predecesor, este Frostpunk 2 vuvle a recordarnos que, aunque no en su mejor momento, el género de la estrategia nos puede dar muchas alegrías.
11 bit Studios, conocido también por This War of Mine, sigue fiel a su estilo de crear experiencias donde las decisiones morales difíciles y la desesperación forman parte del núcleo central del juego. Este equipo polaco se ha ganado una sólida reputación por su habilidad para fusionar mecánicas de gestión de recursos con un fuerte componente emocional, y Frostpunk 2 no es la excepción.
En Frostpunk, tomábamos el control de un líder que debía gestionar uno de los últimos refugios de la humanidad en medio de una glaciación global, Nuevo Londres. La ciudad giraba en torno a un generador de vapor gigante que proveía el calor necesario para sobrevivir, y nuestras decisiones moldeaban no solo la ciudad, sino también la moralidad de sus habitantes. Desde obligar a los niños a trabajar en las minas hasta decidir si convertíamos a los muertos en combustible, las elecciones nunca eran fáciles.
Frostpunk 2 continúa en esa misma línea, pero ahora han pasado 30 años y encarnamos a un nuevo personaje, el Gobernador, un nuevo líder político que debe lidiar con facciones enfrentadas, la siempre complicada escasez de recursos y una ciudadanía que está más dividida que nunca.
Después de más de tres décadas, el hambre por recursos de Nueva Londres ha crecido de manera inmensa. El aumento de la población combinado con la escasez de Bienes significa que el crimen campa a sus anchas en las calles y muchas personas se unen a nuevas facciones por desesperación.
Si bien el primer Frostpunk ya te hacía sudar (irónicamente) al tener que equilibrar calorías, carbón y un sinfín de descontentos ciudadanos, Frostpunk 2 sube la apuesta. Esta vez, el juego lo lleva todo a una escala mucho mayor: en lugar de administrar solo una pequeña ciudad, ahora gestionas una enorme metrópoli dividida en grandes distritos. Si recuerdas el tamaño de la ciudad que podías llegar a construir en el primer juego, ahora eso sólo ocupa lo que el núcleo de la megalópolis que puedes llegar a construir ahora. La construcción de estos distritos se realiza en un sistema de casillas hexagonales, lo que agrega una capa de estrategia en cuanto a la ubicación de edificios clave.
El cambio a una escala más grande también trae nuevos desafíos. La gestión del calor sigue siendo el eje central, pero la expansión territorial y el desarrollo tecnológico juegan un papel crucial para asegurar la supervivencia a largo plazo. Y cuando digo largo plazo, me refiero a lidiar con la gestión de recursos subterráneos, una característica nueva que te permite excavar y extraer materiales bajo el hielo. Pero de entre todo lo que tienes que lidiar en el juego, la política será la peor de tus preocupaciones.
Uno de los grandes aciertos de Frostpunk 2 es la inclusión de facciones. Ya no es suficiente con mantener felices a todos: cada grupo tiene sus propias prioridades, y a menudo están en conflicto. Por ejemplo, mientras una facción quiere enterrar a los muertos con respeto, otra prefiere reciclar los cuerpos para obtener recursos (o quemarlos para generar calor o energía, como en el primer juego). Aquí es donde entra en juego el Consejo, un nuevo sistema político que te obliga a negociar y convencer a diferentes facciones para que apoyen tus decisiones.
En cuanto a la jugabilidad, Frostpunk 2 ofrece una experiencia más compleja, pero también más gratificante. Mientras en el primer juego tomabas decisiones directas con poder absoluto, ahora debes negociar con las distintas facciones para aprobar leyes y dar el visto bueno a nuevas investigaciones tecnológicas. Este sistema de Consejos no solo introduce una capa de complejidad política, sino que también aumenta la tensión en el juego. Cada decisión tiene consecuencias, y más de una vez te encontrarás prometiendo algo a una facción para ganar un voto, solo para darte cuenta más tarde de que no puedes cumplir tu pacto sin enfurecer a otro grupo.
Los errores en la toma de decisiones pueden llevarte a escenarios catastróficos, como el estallido de una guerra civil o la falta de recursos en los momentos más críticos. La narrativa de Frostpunk 2 se construye alrededor de estas decisiones, y el juego es implacable al recordarte los errores que cometiste. Este enfoque de "cascada de consecuencias" asegura que ninguna partida sea igual a la anterior.
Una de las adiciones más emocionantes de Frostpunk 2 es la capacidad de explorar y colonizar las Tierras Heladas. En lugar de quedarte confinado a una ciudad, puedes enviar equipos de exploradores para descubrir nuevas regiones, establecer colonias y extraer recursos. La posibilidad de gestionar varias ubicaciones simultáneamente añade un nivel de macrogestión que hace que el juego parezca mucho más amplio y también rejkugable. Cada colonia tiene su propia economía, y la creación de rutas comerciales entre ellas es clave para el éxito a largo plazo.
Este aspecto del juego recuerda un poco a los títulos de estrategia 4X, donde la exploración, la expansión y la explotación de recursos son esenciales para sobrevivir. Sin embargo, Frostpunk 2 mantiene su ADN de supervivencia, lo que significa que incluso en el mejor de los casos, siempre sentirás que estás a punto de caer en una catástrofe.
Si algo destaca en Frostpunk 2, además de su jugabilidad, es su apartado gráfico, dando reinda suelta al potencial de Unreal Engine 5. Los paisajes nevados son más impresionantes que nunca, con un nivel de detalle que te hace sentir el frío en los huesos. Las tormentas de nieve, los generadores a pleno rendimiento y las ruinas congeladas de la civilización crean un ambiente que refuerza la sensación de desesperación constante.
El diseño sonoro también es sobresaliente. La música melancólica acompaña a la perfección los momentos más oscuros, y los efectos de sonido –el crujido del hielo, el viento gélido, los lamentos de los ciudadanos– te sumergen aún más en este mundo hostil. Sin embargo, no todo es perfecto: nos hemos encontrado algunos pequeños problemas de rendimiento, con caídas de FPS en momentos de gestión en las ciudades más grandes. Afortunadamente, estas caídas no afectaron drásticamente la jugabilidad.
Frostpunk 2 logra lo que muchos secuelas fallan en conseguir: ser más grande y más ambiciosa sin perder su esencia. El juego toma los conceptos del original y los expande de manera inteligente, agregando nuevas capas de complejidad en la gestión de recursos, las decisiones políticas y la exploración. La inclusión de facciones y un sistema de Consejos aporta un nuevo nivel de estrategia, y la ampliación enrome del mapa hacia nos mantiene constantemente ocupados e nuna cmapña que nos puede llevar a las 10-12 horas.
A pesar de algunos problemas de rendimiento y una curva de aprendizaje algo abrupta, Frostpunk 2 es una secuela brillante que encantará a los fans de la primera entrega y, en general, a los aficionados al género de la estrategia. Las decisiones son difíciles, las consecuencias son reales y la sensación de desesperación es tan palpable como el frío que envuelve a cada ciudad que construyes. ¿Es un juego para todos? Probablemente no. Pero es un título bastante único mezclando estrategia, supervivencia, un fuerte componente político y, sobre todo, cargado de decisiones morales y complejas que nos pondrán a prueba y nos harán pensar.
85/100