Ron Karnaugh: "La ceremonia de inauguración fue el peor día de mi vida"
Jordi González Franco.Barcelona, 8 jul .- Veinticinco años después, Ron Karnaugh (Irvington, Estados Unidos, 1966) puede parecer un desconocido aunque formó parte de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona'92 que recuerda como "el peor día" de su vida.
Nadador internacional desde 1986 especializado en los 200 metros estilos, conseguiría el oro en los Juegos Panamericanos de 1991 y sendos bronces en los Juegos Panpacíficos de 1997 y los Mundiales de 1998.
Sin embargo, su sexta plaza en aquellos JJ.OO. acabaría siendo el resultado más recordado de su carrera deportiva, aunque por razones totalmente extradeportivas.
El 25 de julio de 1992, Kavanaugh desfilaba como uno de los 545 deportistas estadounidenses en el desfile inaugural de los Juegos: "En el Estadio Olímpico habían casi 65.000 espectadores y éramos 5.000 personas desfilando", recuerda.
Entre los miles de personas en aquel estadio "ruidoso y oscuro", estaban sus padres, Peter y Jean, y su hermana Debbie, que habían llegado a la capital catalana gracias a los 27.000 dólares recaudados por los vecinos de Maplewood, ciudad natal de los Karnaugh y donde Ron era un ídolo.
Peter consiguió llegar a la primera fila del Estadio Lluís Companys y, con una cámara desechable de la época, hizo una foto a su hijo saludando al público, una instantánea que Karnaugh guarda con orgullo.
A las pocas horas, Peter Karnaugh fallecía de un infarto. Seis días después, Ron participaría en una final olímpica, aunque rendiría por debajo de los esperado y tan solo obtuvo un diploma olímpico cuando era uno de los favoritos para conseguir una medalla.
El exnadador ha regresado a la capital catalana veinticinco años después y todavía se emociona al recordar la tragedia. "En el vuelo de ida a Barcelona lloré. La última vez que vi a mi padre fue aquí. Era un gran hombre, me convirtió en la persona que soy en todos los aspectos y buena parte de mi éxito se la debo a él y a mi madre", explica.
Invitado por el consulado norteamericano en Barcelona, subraya que es genial estar en la ciudad "en unas circunstancias mucho más favorables".
En retrospectiva, admite que habría aspirado a cosechar un mejor resultado de no ser por la adversidad a la que se enfrentó. "Con mi mejor tiempo en los Juegos Panamericanos, hubiese sido plata y me hubiese acercado al oro", recuerda.
Sin embargo, no todo fue negativo: "Puedo decir honestamente que aquel fue el peor día de mi vida, pero aprendí mucho y me ha hecho mejor persona, mejor marido, mejor padre y mejor fisioterapeuta por el apoyo emocional que tuve tras los Juegos".
Tras su retirada, Karnaugh se ha dedicado a la fisioterapia, carrera que pudo estudiar gracias a la ayuda económica por parte de George Steinbrenner, propietario de los Yankees de Nueva York de béisbol desde 1973 hasta su fallecimiento en 2010.
Steinbrenner era vicepresidente del Comité Olímpico estadounidense en 1992 y tuvo la ardua tarea de informar a Karnaugh del fallecimiento de su padre a las 3 de la mañana de aquel 26 de julio.
Karnaugh solo tiene palabras de agradecimiento para Steinbrenner, con quien estuvo muy unido hasta sus últimos días: "Él fue como un padre para mí, porque pagaba mis estudios y me llevaba al estadio de los Yankees a ver los partidos".
Ahora es el propio Karnaugh quien ejerce de padre y ha traído a dos de sus hijas, Daniela y Petra, a que conozcan la Ciudad Condal. "Ellas también son nadadoras y espero que las celebraciones de Barcelona'92 les inspiren para participar en unos Juegos", ha señalado.
El padre bromea con que sus hijas puedan debutar en los Juegos de 2024, que se podrían celebrar en Los Ángeles, mientras que Daniela, la mayor, se muestra optimista. "¡Eso espero!", exclama.
Con dos décadas y media de perspectiva, Karnaugh remarca la honra que supone haber representado a su país. "Cuando conoces a cualquier estadounidense y les dices que fuiste miembro del equipo olímpico, casi te veneran, pero yo solo soy una persona que trabajó duro y consiguió su objetivo", explica.
No obstante, no olvida el gran nivel de exigencia requerido para llegar a unos Juegos: "Entrenas seis horas cada día durante cuatro años para una carrera de dos minutos".
"El 6 de marzo de 1992 a las 18.00 gané la prueba de selección ('trials') en Indianápolis y puedo decir que fue uno de los mejores momentos de mi vida junto al nacimiento de mis hijas", añade.
Pero Karnaugh, agradecido con lo que ha conseguido en su vida personal y profesional, enseña con satisfacción su impoluta chaqueta olímpica Reebok usada en aquellos Juegos y con una serigrafía en la que se lee "Proud to honor America's finest" ("Orgullosos de honrar a la excelencia de America").
"No hay mucha gente que tenga esta chaqueta. Estoy muy orgulloso de poder decir que estuve en Barcelona'92, que di lo mejor de mí y que representé bien a Estados Unidos", ha señalado.