El Rayo, de Primera a coquetear con el descenso a Segunda B en seis meses
El Rayo Vallecano, con cuatro partidos consecutivos sin ganar y ninguna victoria en sus siete desplazamientos ligueros de la temporada, ha pasado en solo seis meses de jugar en Primera y tener la permanencia a su alcance a coquetear con el descenso a Segunda B.David Ramiro
El equipo madrileño está atravesando una grave crisis de resultados y, después de quince partidos disputados, solo suma 16 puntos de 45 posibles, es el peor visitante de la categoría con un empate y seis derrotas a domicilio y está fuera del descenso a Segunda B por la diferencia de goles con el Alcorcón y el Mirandés.
El bajo rendimiento que está demostrando el equipo en Segunda ya se cobró una víctima hace dos jornadas, la del técnico José Ramón Sandoval, al que aparte de los resultados no le beneficiaron encontronazos con pesos pesados del vestuario como Roberto Trashorras, Piti, Razvan Rat o Miku.
La poca sintonía de Sandoval con parte del vestuario hacia presagiar que un cambio podía venir bien al equipo, pero los dos primeros partidos del Rayo con Rubén Baraja tampoco han supuesto un cambio notorio ni en el juego ni en los resultados.
Tras la derrota en Lugo, Baraja se estrenó en Vallecas frente a un Huesca correoso que se llevó un punto (2-2), jugó con diez casi sesenta minutos y tuvo una ocasión para ganar el partido en la última jugada del choque.
La afición pitó al equipo en algunos compases y las conversaciones que se escuchaban al término del partido eran de gente resignada que se resiste a creer que su Rayo, ese que jugaba en Primera hace seis meses, ahora mire con cierta preocupación a Segunda B.
Aún está reciente el partido del 8 de mayo en Anoeta frente a la Real Sociedad, en el que se fraguó el descenso a Segunda con una derrota (2-1) que dio más que hablar por temas extradeportivos que futbolísticos.
Pese a que una semana después se ganó al Levante, en la última jornada, el camino a Segunda y su larga travesía en el desierto ya había comenzado en Anoeta. No tendría el mismo protagonista en el banquillo, puesto que Paco Jémez no quiso renovar y José Ramón Sandoval aceptó el difícil encargo.
Seis meses y medio después de aquel partido en Anoeta, el Rayo compite en Segunda con una plantilla en la que dieciséis futbolistas ya estaban en Primera, tres regresaron tras una cesión y están curtidos en la categoría, y solo seis incorporaciones y algún canterano como Fran Beltrán han retocado al equipo.
La próxima jornada, el Rayo visita el Ciudad de Valencia para medirse al líder, el Levante, que es el equipo más solido de la categoría como local, no ha perdido ningún partido ante su afición y parece lanzado para retornar a Primera.
Ese partido, el tercero de Baraja en el banquillo, supone un examen para el Rayo, que si gana servirá de punto de inflexión, pero en caso de no hacerlo podría agravar su crisis y tocar fondo metiéndose en descenso.