El Camp Nou examina las rachas blancas
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El clásico del fútbol español examina la racha de Zinedine Zidane, invicto en el Camp Nou tras tres visitas que saldó con dos victorias y un empate, y la buena línea del Real Madrid a domicilio, que encadena seis triunfos que engrandeció ante grandes rivales en la Liga de Campeones.
La temporada del Real Madrid quedará marcada por su extraño rendimiento de local. Una irregularidad que le empujó a renunciar a las primeras de cambio a la Liga, donde ha sumado 34 de 54 puntos posibles, le eliminó de Copa del Rey tras verse remontado en su eliminatoria por el Leganés y le condicionó el camino a la final de la Liga de Campeones tras no ser capaz de ganar al Tottenham en el Santiago Bernabéu en la fase de grupos.
A domicilio se ha visto otro Real Madrid, más liberado de presión, y al clásico llega en su mejor línea del curso, encadenando seis victorias de visitante, tres de Liga y tres claves en la Liga de Campeones que le han impulsado hasta la gran final de Kiev.
Su buena racha arrancó en el París, en el Parque de los Príncipes, donde sentenció el hambre de éxito del renovado PSG (1-2) y lo eliminó en octavos de final de la 'Champions'. Siguió con dos victorias ligueras en Ipurúa ante el Eibar (1-2) y Las Palmas (0-3).
La prolongó en el Juventus Stadium con un holgado triunfo que fue decisivo para el pase a semifinales (0-3); y tras ganar en la competición doméstica en La Rosaleda (1-2), conquistó nuevamente el Allianz Arena (1-2). El Camp Nou, donde ningún equipo ha sido capaz de ganar este curso, es el nuevo reto para los hombres de Zidane.
Ya saben lo que es hacerlo con el técnico francés al mando. No en vano Zidane es un auténtico especialista en el Camp Nou y ante el Barcelona solo ha sufrido en el Santiago Bernabéu, con un 0-3 en el último precedente que sentenció las opciones madridistas a pelear por la Liga antes de irse de vacaciones navideñas.
En su primer clásico fulminó la condición de invicto del Barcelona tras 39 encuentros sin perder. Fue el 2 de abril de 2016, con la Liga prácticamente perdida para el Real Madrid tras la mala racha con Rafa Benítez al mando, dio la sorpresa en el Camp Nou. Con diez futbolistas tras la expulsión de Sergio Ramos, asestó un golpe con gol de Cristiano Ronaldo que hizo crecer la autoestima de un equipo que extendió la lucha por la competición doméstica hasta el final, pero sobre todo tomó impulso para la conquista de la Liga de Campeones.
Tres meses en el banquillo le bastaban a Zidane para obtener un triunfo de prestigio. Había perdido su primer duelo de altos vuelos, ante el Atlético de Madrid y además en el Bernabéu, y la victoria en Barcelona refrendaba la apuesta firme de Florentino Pérez.
En diez años no hubo, hasta la llegada de Zidane, un entrenador capaz de puntuar en su primer clásico en el banquillo madridista. Juande Ramos, Manuel Pellegrini, José Mourinho, Carlo Ancelotti... todos encajaron derrotas en su estreno. Ninguno desde Bernd Schuter en 2007 había conseguido lo que logró el técnico francés, con la fe ciega de sus futbolistas desde que tomó las riendas.
Su segundo clásico llegaba de nuevo en Barcelona. El 3 de diciembre el Real Madrid mantenía la distancia de seis puntos en su camino al gran reto del curso, la conquista de la Liga, gracias a un tanto salvador de Sergio Ramos en el tiempo añadido. Un testarazo de Luis Suárez hacía saborear el triunfo al barcelonismo hasta que llegó el empate al más puro estilo madridista de los últimos tiempos, con un cabezazo de su salvador que se aprovechaba de la estrategia con pantalla al rival de Lucas Vázquez y del centro medido de Luka Modric.
Y la tercera visita de Zidane como técnico al Barcelona fue un golpe al inicio del proyecto de Ernesto Valverde. Llegaba en la Supercopa de España, con su gran rival aún asimilando la marcha de una de sus estrellas, el brasileño Neymar, y una exhibición de fútbol madridista que, por entonces, se mostraba a gran distancia tras conquistar la Supercopa de Europa.
El 1-3 con tantos de Gerard Piqué en propia puerta, Cristiano Ronaldo y Marco Asensio cuando el Real Madrid ya jugaba en inferioridad numérica por la expulsión de Cristiano que le costó una dura sanción tras empujar al colegiado.
Los buenos recuerdos del clásico en el Camp Nou ya estaban instalados en la memoria de Zidane de su etapa como jugador. Tan solo perdió en una de sus cinco visitas, que sumadas a las de su versión entrenador le convierten en un auténtica especialista en casa del gran enemigo.