Una fe que mueve montañas
El Atlético de Madrid consiguió una gran victoria ante el campeón italiano y uno de los favoritos para ganar la competición, la Juventus, en un Wanda Metropolitano a reventar, en el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones. El conjunto colchonero logra una cómoda ventaja para el partido de vuelta tras un encuentro muy completo en el que los de Simeone demostraron una vez más que cuando ellos creen, el rival va a sufrir de lo lindo para doblegarlos.
El Atlético se contagió del entusiasmo de la grada y comenzó el partido con mayor intensidad que su rival, sin importarle cuál era su nombre y su apellido, y si hay que personalizar en algún futbolista de los once rojiblancos que saltaron al césped del Metropolitano en la primera mitad sería en Diego Costa.
El hispano-brasileño empequeñeció a Bonucci y a Chiellini y amargó a De Sciglio -bordeando éste un penalti por una zancadilla- y Alex Sandro, pero cometió un error que pudo pagar más caro tanto él, como el equipo, y es que vio una tempranera amarilla por protestar que le impedirá estar en Turín.
A pesar del ímpetu inicial, la Juventus demostró que con poco es capaz de hacer daño y en la primera que tuvo, Cristiano Ronaldo con una falta lejana obligó a Oblak a estirarse.
El Atlético rondaba el área de Sczezny, pero sin entrañar demasiado peligro, sólo con lanzamientos lejanos mientras que la Juventus buscaba hacer daño al Atlético a través del juego aéreo y Bonucci y Mandzukic lograron cabecear dentro del área rojiblanca pero sus remates se fueron altos.
Si torpe estuvo Costa en una de las primeras jugadas al ver la amarilla formando parte de la barrera en una falta lejana, más lo estuvo Thomas, que tampoco jugará la vuelta por ver una amarilla al hacer una dura entrada a Dybala en el centro del campo cuando la primera mitad agonizaba.
Si algo tiene este equipo, y así lo ha demostrado a lo largo de su historia y más aún desde que llegara Simeone, es fe en lo que hace. Así lo demostró en el segundo tiempo en el que, a pesar de que comenzó mejor la Juventus sin grandes ocasiones, nunca se descentró por más importante que fuera la empresa a llevar a cabo.
Diego Costa siguió siendo una pesadilla para la defensa italiana y tuvo una oportunidad muy clara tras el servicio de un enorme Griezmann, pero el de Lagarto falló ante Szczezny en el mano a mano.
Griezmann continuó dando quebraderos de cabeza a una de las defensas más prestigiosas de Europa que, finalmente se tuvo que rendir ante los de Simeone. El francés se encontró con el larguero tras una vaselina que tocó ligeramente Szczesny.
Costa, recién salido de una lesión y desgastado por su enorme pelea fue sustituido por Morata, y al poco de efectuar el cambio, el ex de la Juventus vio cómo, otra vez, le anulaban un gol, VAR mediante, por falta sobre Bonucci.
No se arrugaría el delantero y volvería a demostrar su poderío aéreo en un córner servido por Griezmann -cómo no- que remataría Morata. Bonucci -de nuevo él- en el suelo, dejaría el balón muerto y Giménez marcaba el primero a poco más de 10 minutos del final.
El cuadro rojiblanco no se echó atrás y consiguió, con otra falta botada por Griezmann, el segundo tras otro balón muerto en el área italiana obra de Godín con un remate muy complicado.
Dos balones sueltos, dos rechaces y dos goles por creer más que el contrario en las posibilidades. El premio a la fe, a una fe que mueve montañas.
