El líder (no) silencioso
Nunca es fácil sin Sergio Ramos. El Real Madrid lo sabe: se eliminó ante el Ajax en la Champions League con el camero sancionado, casi se elimina un año antes contra la Juventus y, en definitiva, solo ha ganado un encuentro en la máxima categoría europea sin el capitán (y fue ante el Schalke 04). Pero él sigue mandando.
Corría el primer minuto, el balón apenas se había alejado algunos metros del centro del campo y ya se escucha a Sergio Ramos. Silbando, gritando, animando, aplaudiendo. Lo hacía todo. Sin afición en el estadio, él era el capitán, el alma y la grada del Santiago Bernabéu.
Sin interrumpir las indicaciones de Zinedine Zidane, Ramos fue el primero en animar a Raphael Varane tras el primer tanto del Manchester City. Con él en el campo, probablemente, no habría opción a que pasase. Le habría gritado antes de quedarse dormido.
Si la defensa se echaba atrás, él silbaba para adelantar la línea. Si Varane o Militao se precipitaban, él pedía paciencia. Y si acertaban, él aplaudía. Pero no solo con la defensa, sino que en el gol de Benzema se vio como si un aficionado fuese con el cuerpo asomado al césped (casi) y aplaudiendo como un loco. Este es Sergio Ramos, el líder (no) silencioso.
En el segundo error de Varane, con gesto serio, Ramos intentó animarlo. Pero sabía que era tarde. El capitán se despide de la temporada desde la grada, casi sin voz y con la sensación de no haber ayudado todo lo posible.
La estadística lo dice: con Sergio Ramos todo es diferente.