Hay un plan o ninguno

Hay un plan en el Málaga que le ha quedado a Javi Gracia, el que le han dejado después de las "dos ventas" de este verano. Ese plan se llama Amrabat. Y, de momento, es que te salga bien eso o la nada absoluta. Ahora tiene que encontrarse a sí mismo el equipo blanquiazul, de quien se espera más y a quien se debe exigir mucho más.
Y si hubiese ganado el partido, se debería analizar de la misma manera. No es cuestión de ensañarse, pero no se pueden poner vendas en los ojos ni tiritas ante lo que es un déficit en la composición de la plantilla a nivel de creación de juego. Es obvio que si Weligton, Camacho y Santa Cruz recuperan su mejor tono y se suman a esta guerra, el Málaga crecerá. Aun así toca hacer un análisis ahora, pronto, cuando queda mucho tiempo para mejorar en todos los aspectos.
Puede que con otro rival más osado y que conceda más oportunidades, se vea otra cosa. Pero hay que insistir en que esa no es la cuestión. Porque se ha pasado del Málaga del verano que jugaba casi siempre con dos puntas a uno en el que Amrabat es delantero y en el que se le busca constantemente para que destroce a los rivales en su misma nuca. Sin embargo, todo se vuelve previsible.
Tuvo algún que otro acercamiento en la primera mitad el Málaga, un córner casi olímpico, una falta de Boka que Charles no alcanzó, algún tiro débil y una acción de estas de las que decíamos antes. Una caída de Amrabat por la banda derecha -donde más eficaz suele ser buscando centros rasos- y un buen desmarque de Charles con mejor parada aún de Riesgo.
Pero el Eibar de Mendilibar, mucho menos audaz que en otras etapas de su vida por lo visto, también gozó de alguna ocasión con una internada de Saúl Berjón y posteriormente con una chilena de Adrián que se marchó por poco. Hasta ahí 45 minutos de sopor y tedio.
El Málaga seguía sin hacer nada del otro mundo. Cuando Tissone es el mejor futbolista de los 22 en el campo, hay poco más que añadir. El argentino, se merece el guiño, anda francamente bien. Pero no es quien debe conducir la nave ni mucho menos, está para otras labores de intendencia. Se echó en falta también algo de incisividad por los flancos. Los laterales cumplieron, pero los extremos naufragaron una y otra vez.
Si encima Amrabat no está inspirado y no termina ni de encontrar al delantero ni de sacar disparos marca de la casa... Que fue lo que le pasó en el arranque de la segunda parte. Aun así, el Málaga es peor equipo cuando no está en el campo.
Gracia apostó por meter a Duda para darle algo de sentido al juego. Es evidente que con 35 años ni es el de antaño ni se le puede pedir que lo sea. Con todo, sigue siendo de los pocos con criterio con el balón en los pies. En uno de sus pases patentados, encontró a Charles (que no está físicamente a tope), pero el brasileño se empachó y fusiló a las nubes.
Pudo ser peor la fiesta si Borja Bastón no falla delante de Kameni un servicio de Juncá. Eso habría puesto a un rival directo a 8 puntos, que sí, que es pronto, pero luego hay que recuperar ese terreno... Y si decíamos que Tissone había sido de los más aseados del encuentro, a punto estuvo de ser héroe con un disparo lejano y feroz tras un saque de esquina de Duda, pero que se cruzó en la trayectoria de Cop, cuyos minutos en el ¿césped? dejaron mucho que desear.
Ahora tendrá que afrontar el Málaga una racha con salidas a Getafe y Bernabéu y en mitad de semana el Villarreal de los Samus. O cambia en todos los aspectos o lo pasará mal. Se necesita algo más que jugar a buscar a Amrabat. Se necesita un sentido, un yo propio. Porque van tres partidos y cero goles.