La vitrina está abierta (19:00)

20 horas después de tritutar al Real Madrid el Unicaja se adentra en un territorio que no pisaba desde la pasada década, desde hace seis años. Jugar una final. Sólo Fran Vázquez (finales de Liga en 2002 y Copa en 2005) sabe lo que es jugar una final vestido de verde en el vestuario. Pero el Unicaja destila hambre. Tras devorar al imbatible Real Madrid, el Barcelona es el último obstáculo para darle más contenido a la vitrina de Los Guindos, abierta desde ayer.

El conjunto malagueño consiguió meterse en la final de la Supercopa Endesa por segunda vez en su historia. La primera oportunidad que tuvo para luchar por el título fue en la edición celebrada en 2006, como ahora, en Málaga. El Unicaja ha conquistado a lo largo de su historia el título de campeón de la Liga Endesa (2005-06) y de la Copa del Rey (2004-05). Sin embargo, todavía no tiene en su palmarés la Supercopa Endesa. En la única final que ha disputado hasta el momento (Málaga 2006), cayó frente al entonces TAU Cerámica por 78-83.
El Barcelona, que ayer pasó por encima del Gran Canaria, necesita títulos para coger confianza y medrar ante el Madrid que lo ganó todo. Son vasos comunicantes los gigantes españoles y este título vale mucho para los azulgranas. Es la novena final de Supercopa para el Barça, que ha jugado las últimas 20 finales disputadas en competiciones españolas. Una regularidad que advierte de que está acostumbrado a estos lances. Ha cambiado un trozo importante del equipo, pero hay un espinazo común (Satoransky, Abrines, Oleson, Tomic...) que sabe la necesidad de ganar.
La ilusión generada en Málaga tras la victoria de ayer es grande. Plaza admite que es una competición especial para este equipo, ha conseguido tocar teclas en sus hombres y hay un equipo muy importante, que dejó marchamo de que puede conseguir cosas interesantes. La primera, esta Supercopa.