El 'break' de Guede en Málaga

El tiempo parece haberse quedado sin pilas para él. Se fue hace seis años a la carrera y con lo puesto por problemas familiares, y ha vuelto como un entrenador de prestigio. La vida le sonríe a Pablo Adrián Guede (Buenos Aires, Argentina 11/11/1974), una leyenda moderna del malaguismo que nada ha cambiado en las distancias cortas al de cuando germinaba la semilla del ascenso en El Palo. En poco más de un lustro ha manejado clubes históricos con masas sociales complejas de Sudamérica y ha tenido tiempo para una experiencia exótica en Arabia Saudita. Tras la vorágine y la digestión de la presión y de la exigencia, Guede se toma el descanso del guerrero en Málaga, la ciudad donde vieron la luz sus dos hijas y en la que ha encontrado la paz transitoria que necesitaba. “Nada ha cambiado por aquí, se vive con la misma tranquilidad”, confiesa en una charla llevada a cabo en una de las zonas con más encanto de la capital, el Muelle Uno.

“Volvimos a Málaga a pasar un tiempo, a descansar un poco en la ciudad que más me gusta del mundo. Me siento como en casa porque soy un malagueño adoptivo”, señala Guede, que está sufriendo en sus propias carnes la dificultad creciente para encontrar un alquiler en la Costa del Sol. Ahora se asienta en el Rincón de la Victoria, buen nombre de localidad de residencia para un ganador nato. Le dedica tiempo al ocio y al reciclaje, y también a meditar, a pensar qué camino coger ahora, si el de volver a entrenar en Sudamérica (no le faltan ofertas de varios países), si el de regresar a Oriente Medio (le seduce Dubai), o si el de intentar abrirse una puerta en Europa. “Ha sido un desgaste muy grande, por eso ahora opté por parar estos cuatro o cinco meses, poner el pie en el freno para poder seguir aprendiendo, formarme un poco más y ya después ver cómo sigue la historia”, reflexiona.

“Ha sido un desgaste muy grande, por eso ahora opté por parar estos cuatro o cinco meses, poner el pie en el freno para poder seguir aprendiendo, formarme un poco más y ya después ver cómo sigue la historia”, reflexiona Guede

Guede entrenaba en 2013 a El Palo, volvió a Argentina por la enfermedad de su padre y recomenzó de cero: “Estuve en las categorías inferiores del Club Atlético Nueva Chicago, donde se fue el entrenador y me dieron la oportunidad de coger el primer equipo. Ganamos 15 partidos seguidos, salimos campeones y ascendimos. De ahí me fui al Club Deportivo Palestino, un equipo impresionante, humilde, muy familiar. Hicimos una muy buena temporada y me vino a buscar San Lorenzo de Almagro. Allí salimos campeones de la Supercopa, llegamos a la final de la Liga. Después fui a Colo Colo, donde en un año y ocho meses salimos campeones cuatro veces, ganamos dos Supercopas, una Copa de Chile y la 'estrella 32' (título del Transición)”.

Su vida cambió en lo deportivo. En Colo Colo manejaba al equipo del 65% de la población de Chile, una masa social enfervorecida y exigente, como la de San Lorenzo de Almagro, ¡el equipo del Papa! Clubes en los que la única premisa es ganar. Este año fue a parar a Arabia, al Al-Ahli, con un equipo técnico netamente malagueño (Fendi, su más estrecho colaborador, Ale Caro y Rafa Muñoz), y con algunos españoles como Alexis Ruano o José Manuel Jurado: “Ha ido bien, lo pasamos bien y es un país en el que se vive bien. Estuvimos en un lugar de playa y se hace más fácil para la familia, que siempre viene conmigo. Hicimos una buena campaña hasta que duró, con el 68% de rendimiento. Este año el campeonato es muy competitivo, permitieron ocho extranjeros e hicieron una inversión muy fuerte en jugadores con mucho talento y nombre”.

"El Guede de hoy sigue siendo el mismo como persona, aunque hablaría mal de mí si dijera que soy el mismo como entrenador"

“El Guede de hoy sigue siendo el mismo como persona”, reconoce, aunque “hablaría mal de mí si dijera que soy el mismo como entrenador. Uno con los años y la experiencia va evolucionando, es muy diferente el Guede que empezó en El Palo y el de ahora”. ¿Y el Málaga? Es imposible no preguntarle por el club blanquiazul. “Fui a verlo a La Rosaleda contra el Dépor y después lo veo por la tele. Ojalá ascienda, sería importantísimo para todos, para el club, para la ciudad... Málaga tiene que tener un equipo en Primera, es muy importante que ascienda”, señala Guede, aquel delantero socarrón que hace dos décadas puso bocabajo La Rosaleda con tres goles al Terrasa que dieron un ascenso a Segunda. “La gente de mi edad me lo recuerda todavía por la calle, eso no se olvida, aunque los jovencitos no lo vivieron”, desliza Guede, que apostilla con más pausa y desde dentro: “Esos goles y ese ascenso quedarán marcado para toda mi vida”.