El malagueño Kiko Olivas vuelve a sentirse futbolista: "Un día especial para mí"
Después de más de nueve meses de trabajo en la sombra, de pelear contra sí mismo y de no poder disfrutar de su profesión, el central malagueño Kiko Olivas regresó a un terreno de juego en el empate que su equipo, el Real Valladolid, cosechó este miércoles en su visita al Athletic. Un punto que sabe a oro para los de Sergio González, en plena lucha por evitar el descenso, y que rascó casualmente con Kiko Olivas sobre el campo. El defensor ingresó al terreno de juego a poco más de 10 minutos para el final con 2-1 en el marcador y en el 85' Weissman hacía el definitivo 2-2. Un partido de doble celebración para el excanterano del Málaga CF. "Es un día especial para mí", señaló.
No es para menos. El pasado mes de julio, en la recta final de la temporada, Kiko Olivas sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, una lesión en el cuerpo del menisco externo, un esguince de grado I en el ligamento colateral lateral y un edema óseo en el cóndilo femoral externo. Muy mala suerte para el defensor, que salió con esta cuádruple lesión de Eibar tras un choque contra un rival. Jugador fundamental para el Valladolid desde su llegada, ahora su técnico puede echar mano de él en un momento clave del curso. La salvación está en juego y el malagueño, casi 10 años después, vuelve a sentirse futbolista para aportar su granito de arena.