El Sevilla ya solo compite en el TAS

Álvaro Ramírez IIIEl Sevilla ha vuelto a caer fuera de casa, lo cual ya no es noticia. Esta vez ante Osasuna en un partido en el que se puso por delante, pero en el que siempre fue por detrás en intensidad, voluntad y coraje. La noticia del encuentro, pues, es que el equipo de Emery sigue ocupando, a día de hoy, puesto europeo (por las supensiones por ahora de Málaga y Rayo) y que alcanza la última jornada con la opción de conservar esa novena plaza que ya será su techo y que ya se verá si es europea. Realmente sorprendente.  

Lobos contra corderitos, hombres contra muchachos... cualquier comparación de este corte puede definir perfectamente el desarrollo de un encuentro en el que el Sevilla no pudo igualar la tensión, la concentración, la intensidad y las ganas de un conjunto que se jugaba una salvación que al final logró tras remontar un gol, un golazo, eso sí, de Negredo.

El partido arrancó como se esperaba y mostró la cara del Sevilla que se esperaba. Salió Osasuna a comerse a su rival y lo logró sobre el campo, aunque no en el marcador. La superioridad rojilla no tuvo relfejo en el marcador. Los nervionenses salieron acongojados, la pelota apenas le duraba, apenas la buscaban. Costaba un mundo combinar ante una presión asfixiante que eliminaba cualquier dosis de calidad, la que se le supone a muchos jugadores sevillistas. Con todo, logró salir a flote el conjunto de Emery. No es que fuera mejor que Osasuna, pero aguantó el chaparrón de los primeros minutos y sobrevivió. Y como el equipo navarro es limitado en cuanto a fútbol, logró respirar. Incluso tuvo alguna ocasión, como una de Botía, para dar la réplica a algunas clarísimas del conjunto pamplonica.  
Además, en la segunda parte pareció salir mejor el Sevilla. Aprovechó momentos lánguidos de los locales, pendientes de resultados, de un futuro gris, para hacerse con el control del partido brevemente. Justo ahí llegó el golazo del Sevilla. Magnífico pase de Navas y resolución de súperclase de Negredo.
El tanto parecía hacer crecer al equipo hispalense. Estuvo mejor, combinó y jugó mejor. Le dio tranquilidad el tanto.
Pero es tan frágil este equipo sevillista que ante cualquier imprevisto, ante cualquier contingencia, se derrumba. Esta vez esa contrariedad fue el golazo de Puñal, que se clavó en el encuentro y desangró al equipo hispalense.
A partir del 1-1 el Sevilla desapareció. Entre Osasuna, su afición, su estadio y el nefasto Muñiz Fernández castigaron la poca personalidad de los blanquirrojos. También aportó lo suyo Beto, haciendo la estatua en una falta que Cejudo coló por su palo. Fallo del portero, por más que salvara alguna ocasión más.
Y a partir de ahí poco más puso el Sevilla en el partido ante un equipo rudo, fuerte, un equipo que se juega objetivos de verdad. No como los que parece jugarse el conjunto andaluz. Falló una Negredo y poco más. Osasuna se merendó los últimos minutos del encuentro hasta alcanzar lo que buscaba, su salvación.
Por su parte, el equipo de Emery alcanzó lo que se mereció, nada. Sin embargo, esta caprichosa liga permite que, a día de hoy, el Sevilla, noveno, siga ocupando plaza europea a la espera de las resoluciones del TAS sobre el Málaga y sobre el Rayo si la hubiere, pues están suspendidos.
Y ante el Valencia se jugará esa plaza que también pelean el Getafe y el Levante.