Adán, Gameiro y un Mel caparrosiano
El derbi del Villamarín defraudó. No es que no fuera previsible que un local desastroso y un visitante horrible empatasen, era incluso lo lógico, pero defraudó por cerrado, por atemporal, por mal jugado. Quizás Mel ganó en la pizarra. El Betis no llegó, no tuvo ocasiones, pero paró al Sevilla, que era el favorito y tampoco se paseó por el Villamarín como algunos pensaban. Como Adán paró a Gameiro, tan esforzado, inteligente y vertical como falto de calidad en la definición. Mel fue caparrosiano, Unai quizás no fue demasiado valiente. Quedan dos batallas más...