No es Old Trafford, pero casi

Acabó el partido ante el Atlético y Nervión sacó una fe propia de un club al que le esperan grandes noches de fútbol en poco tiempo. Dolía, y mucho, esos cinco goles del Atlético (sí, otra vez cinco goles), pero el sevillista tiene claro que las papas se cocerán esta temporada lejos del Sánchez-Pizjuán y no en LaLiga Santander. Eso sí, ese aplauso de apoyo por el buen partido ante el Manchester y la final de la Copa se puede tornar en una bronca este sábado si a los jugadores les da por pasar de puntillas por La Rosaleda. Una vez vale, pero dos seguidas...

Porque el Sevilla, rodeado de exigencia en su ya más de una década gloriosa o prodigiosa, no tiene permitido ser humillado cada poco tiempo. Lo que espera al sevillista es de traca, ilusionante, pero de altos vuelos, y para soñar con la gloria hay que tirarse antes al barro. Y como al éxito se llega mejor con victorias, para seguir creyendo en el cuarto puesto, el Sevilla aterriza este miércoles en Málaga con un solo objetivo: ganar. El resto, el cómo, los quiénes, da igual. Un traspié en La Rosaleda encendería una de luz de alarma, no una luz roja, pero sí una señal de que este Sevilla se la quiere jugar a dos cartas. Que la tercera casi le daría igual.
Esas cartas están ya marcadas, una moneda con dos caras, dos lanzamientos. Puede salir cara... o puede salir cruz. En el camino están Mourinho y Messi, no hay muchos trucos. Pero además ningún sevillista olvida que el verdadero objetivo de su club esta temporada es volver a meterse en la Champions, escuchar el himno y ver cómo se mueve el balón ondeado por los niños. Al fin y al cabo, ganar mucho dinero para invertir en grandes jugadores. Y ganar partidos ante los mejores del mundo.
El Málaga no está en ese grupo élite, ni se acerca, pero también juega una final. Una cada jornada hasta que se le apague la luz, hasta que se quede sin vida. O resucite. Los rivales están dando vidas de más y a ese hilo de esperanza se aferran en Martiricos. Y este miércoles, para el Málaga, es más que una final. Es un derbi, es el Sevilla, es otra historia no se sabe muy bien por qué. Un día para decir estamos vivos o para ir comprando el billete de la Segunda, que por ahora está a precio de saldo.

Rotaciones

Montella ya se ha llevado más de un collejón ficticio tras las manitas del Betis, Atlético o Éibar y sabe que no todo es Manchester o Barcelona. El técnico del Sevilla no quiere jugarse su futuro en esas dos cartas donde el rival tiene ases suficientes para romper la baraja y ha alertado a su plantilla de lo que espera en Málaga. Porque Montella ya empieza a conocer lo que hay en España.
Y lo hace con caras nuevas en el once, obligado por las lesiones y para que no exploten muchos jugadores. Aprovechando el partido, el Sevilla ha pasado de Málaga a Malagón. De las continuas y extremas rotaciones de Berizzo a un once sobreexplotado de Montella, que ha dado con la tecla, con los buenos y los que tienen que jugar, pero que puede fundir al equipo en los días soñados. Por eso en La Rosaleda se abre el turno para Layún, Ben Yedder o Pizarro... y hasta para Arana. Llegó el día de ver si el brasileño es tan bueno como lo pintan o si había un motivo claro para estar dos meses sin jugar siendo un fichaje del mercado invernal. Si no ha jugado hasta ahora...
Una noche de lluvia, un Día de Andalucía diferente, con fútbol, con Liga, con los sueños aparcados y las ganas de olvidar para creer. Y con el Sevilla que no sabe si mirar al cuarto, al quinto o al séptimo. Porque por abajo ya han tocado el claxon pidiendo sitio en Europa. No todo es Manchester o Barcelona. Otro miércoles de fútbol donde el Sevilla sólo tiene permitido ganar. Que el sevillista tenga un día de fiesta en paz.
 
- Posibles alineaciones:
Málaga CF: Roberto; Rosales, Ignasi Miquel, Luis Hernández, Diego González; Lestienne, Lacen, Iturra, Chory Castro; En-Nesyri, Ideye.
Sevilla FC: Sergio Rico; Layún, Mercado, Lenglet, Arana; Pizarro, Banega; Correa, Sarabia, Nolito; Ben Yedder.