La desconfianza en la planificación

La planificación de Óscar Arias para el presente curso no está dando los frutos deseados. El actual director deportivo llegó a principios del pasado verano en busca de paliar la ensombrecida marcha de Monchi y comandar así al Sevilla en una de las temporadas más exigentes de la última década. Con un presupuesto estratosférico y con la base del equipo que tantos éxitos había cosechado, el de San Roque se vio ante la obligación de forjar un equipo para dar un salto definitivo que no ha terminado llegando y que apenas sirve para complementar los planes de Vincenzo Montella.

Un total de trece refuerzos de los cuales apenas tres se han asentado en el once inicial y han dado el rendimiento esperado, destacando poco más allá de Jesús Navas, Banega y Muriel. De hecho, un fiel reflejo de lo que suponen los fichajes para Montella son las citas ante el Real Betis, Alavés y Éibar, siendo las únicas donde el técnico empleó en el once titular a más de cuatro refuerzos. 
Las tres citas mencionadas han sido las únicas donde el técnico italiano le otorgó responsabilidad a los fichajes y que, curiosamente, coinciden con los peores resultados del equipo. Un compromiso que no ha sido apremiado como Montella esperaba, con un rendimiento que condenó las aspiraciones del Sevilla. Hasta cinco refuerzos puso en liza el míster en su primer encuentro liguero, ante el Real Betis, donde la experiencia de hombres como Nolito, Jesús Navas, Kjaer y Banega en este tipo de partidos, además de la savia nueva de Corchia, se presentaban como ideales para afrontar el derbi. El resto es historia. 
Tras ello, el entrenador revolucionó el once ante el Alavés con hasta siete fichajes en el once titular. Nolito, Banega, Navas, Geis, Pizarro, Carole y Kjaer fueron los protagonistas de aquel partido, que sirvió para condenar las prestaciones de algunos de ellos, que desde entonces han caído relegados al ostracismo. Una derrota con un jugador más que agudizó la crisis del equipo y que provocó que Montella apenas usara a ningún integrante de la planificación de Arias más allá de Navas, Muriel y Banega, que sí han dado el nivel que se les presuponía.
Unos refuerzos que cayeron en el olvido hasta el encuentro ante el Éibar, donde el equipo firmó uno de los peores partidos que se le recuerdan al Sevilla en este siglo. Los de Montella encajaron la enésima manita frente a un equipo previsiblemente inferior, que hizo bailar a los sevillistas al son de sus contragolpes. La cita en Ipurúa sirvió para vislumbrar el debut de Sandro, Roque Mesa y Layún, además del ingreso en la segunda mitad de Navas, Muriel y Banega. Una actuación que tardará mucho en olvidar el sevillismo y que ridiculizó los planes de un equipo que tenía la mente puesta en la Copa.
Tras ello, el encuentro de este miércoles en La Rosaleda volverá a servir para ver a los menos habituales. Hasta cinco refuerzos serán los que salgan desde el inicio ante el Málaga, en un encuentro medido por las sanciones y las lesiones.  Una jornada en la que Montella espera revertir la imagen de los fichajes en pasados encuentros y que empiecen a devolverle la confianza para estar enchufados de cara a este tramo final de curso.