Los nombres propios en la mejoría del Betis
La solvencia de Marc Bartra, la solidez de Javi García, el dominio del juego de Fabián Ruiz, la eclosión de Loren Morón y el engarce de todas las piezas en un equipo más fiable han sido factores que han propiciado que el mediapunta argelino del Real Betis Ryad Boudebouz haya sacado su mejor versión.
El gol logrado la pasada jornada ante el Espanyol (3-0), segundo de los suyos en esta su primera temporada en el Betis, y la asistencia al lateral dominicano Junior Firpo rubricaron una actuación que confirma la aportación creciente del '10' bético a la apuesta de ataque del entrenador verdiblanco, Quique Setién.
Como cuarto centrocampista o como mediapunta o segundo delantero, el juego del medio francoargelino ha ido creciendo conforme ha cogido tono físico y, además, por el ajuste de las piezas del conjunto de Setién en sus últimos partidos, bien con cuatro defensas, bien con cinco y dos laterales de largo recorrido, los canteranos Francis Guerrero y Junior.
En esta fase de la temporada, la clave de bóveda de la fiabilidad defensiva ha venido de la mano del fichaje de Bartra, con quien el Betis ha logrado cinco victorias, un empate y dos derrotas en ocho partidos; de los que cuatro ha dejado su portería a cero y en los que ha encajado nueve goles, cinco de ellos ante el Real Madrid.
El orden y la tranquilidad atrás, a la que ha contribuido sobremanera el buen momento de Javi García y la consolidación del metrónomo Fabián en el manejo del partido, han propiciado que Boudebouz pueda jugar más suelto, como le sale, e intente dar rienda suelta al guante que tiene en su pierna izquierda y a su fútbol de garabato.
Una zurda exquisita
Boudebouz, de 28 años, fue una de las principales apuestas del Betis el pasado verano, cuando recaló en Heliópolis procedente del Montpellier francés, aunque lo hizo mermado por una lesión de rodilla y sin las reservas físicas imprescindibles para un campeonato tan exigente como LaLiga Santander española.
Por ello, el centrocampista francoargelino tardó en entrar y lo hizo con los titubeos propios de sus mermas físicas, hasta el punto que fue él mismo quien reconoció que no estaba tras el partido ganado por el Betis en el Santiago Bernabéu (0-1) en la primera vuelta y en el que dispuso de media hora de juego.
Boudebouz decidió entonces ponerse al cien por cien y fue en la jornada decimoquinta ante el Atlético de Madrid cuando pudo completar un partido, tras lo que su aportación ha ido creciendo conforme se ha ajustado el modo de juego de los de Setién y lo ha hecho de forma exponencial cuando el cántabro lo ha ido liberando de exigencias defensivas.
Sin embargo, el camino hacia esta versión del mediapunta argelino no fue fácil ni exento de unas dudas derivadas, por una parte del rodaje de un sistema de juego novedoso; y por otra, de las propias limitaciones físicas con las que llegó el fichaje más costoso del Betis esta temporada, lo que también influyó.
El Betis pagó unos siete millones de euros al Montpellier por el ochenta por ciento de la ficha de este jugador talentoso, con un paquete de caramelos en su zurda, lo que le ha convertido en el principal especialista del equipo de Setién en las jugadas a balón parado y, en los últimos partidos, en el encargado de recibir y dar ese pase; y de pegarle allí donde no llegan los porteros, al hierro antiguo.