La resurreción llegó anticipada

El Sevilla Atlético, contra todo pronóstico, volvió a vencer dos meses después. Lo hizo ante el Real Zaragoza y lo hizo gracias al golazo de Pepe Mena al borde del descanso. Los de Tevenet adelantaron el calendario y pasaron de celebrar el Domingo de Ramos, fecha sagrada en Sevilla, al Domingo de Resurrección. La resurrección llegó anticipada.
El escenario, el rival y el momento del filial no era el mejor -nunca lo ha sido esta campaña- sin embargo los jóvenes sevillistas se lanzaron al verde como si nada importase. Apenas habían pasado 15' y los cachorros ya habían acumulado un par de ocasiones claras. Sin embargo, sin acierto no hay gol y sin gol, ya se sabe. Por si las desgracias fueran pocas en el equipo franjirrojo, Matos, uno de sus hombres fijos, dijo basta a los 22'. Borja San Emeterio se colocaría en el lateral zurdo y comenzarían los parches en Zaragoza.
Con todo, para este equipo las estadísticas o el pasado, a estas alturas, poco importa y con el mono de trabajo puesto estaba dispuesto a dar la sorpresa en La Romareda. El esfuerzo en defensa era grande y a pesar de la insistencia local en búsqueda del juego aéreo de Borja Iglesias, la defensa de Tevenet iba vaciando de agua su barca para no hundirse tan fácilmente.
Así, al borde del descanso, cuando todos miraban el reloj y veían que tocaba tomar un café, Mena se sacó un derechazo desde la frontal para adelantar al filial antes de marcharse al vestuario. Precioso gol, cafeína máxima en un complicado escenario.
El perdón casi cuesta un susto
Tras el paso por vestuarios, el equipo sacó su lado más trabajador. Con el resultado favorable y el Zaragoza volcado al ataque, el tiempo comenzaba a ser oro y se hacía notable. Álex Muñoz vio la amarilla muy pronto por amagar varias veces el saque y varios fueron los advertidos por el colegiado por pérdidas de tiempo o faltas a destiempo, como fue el caso del capitán Curro.
Juego interrumpido, hombres de contención y contragolpes blanquirrojos por doquier. Parecía increíble, pero el Sevilla Atlético -que ha anotado sólo 20 goles en 32 partidos- perdonó numerosas ocasiones para poner el segundo en el marcador, algo que le llevó a estar hasta los últimos minutos con el miedo en el cuerpo.
A falta de poco más de 10' Tevenet quemaba sus naves y empezaba a saborear tres puntos después de diez partidos, dos meses, sin sumar (la última victoria fue en enero, ante el Lorca) y la resurrección de un equipo que en tierras aragonesas daban por muerto antes de destrozar una racha de play off.
Adelantó el calendario el filial nervionense. El Domingo de Ramós acabó siendo de Resurrección.