El fin de un precioso camino

No pudo. El Sevilla no pudo obrar el milagro, hacer lo imposible, alcanzar la más dorada página de la épica. Lo intentó, dio la cara, fue un más que digno opositor y de hecho se fue del Allianz sin perder este partido de vuelta. Pero con eso no bastó. Quizás porque la eliminatoria, el sueño de las semifinales, se le fue en la ida, en el Sánchez Pizjuán, con aquellos dos goles en propia puerta y con ese resultado que tan complicado hacía esta cita en Alemania.

El planteamiento del Sevilla fue en bueno, al menos fue bueno durante gran parte del partido. Porque no se fue de la eliminatoria, no dejó que el Bayern rematara el trabajo con facilidad y le planteó ciertos problemas. Si el guion era mantenerse con vida la primera hora del partido, sin renunciar al ataque, y dejarse la vida en el tramo final, funcionó lo primero, pero cuando llegó la era de dejar el alma, el corazón, las piernas, fueron estas últimas las que no acompañaron. Las razones ya habrá tiempo para repasarlas y analizarlas, pero el caso es que la recta final del encuentro y la eliminatoria la afrontó un Sevilla desfondado, muchas de sus principales piezas no estaban frescas. Y eso, ante un Bayern de alta calidad, pero también de alta potencia, deja un panorama de impotencia que fue el que se dibujó ante los sevillistas.
Quisieron, claro; lo intentaron, hasta el final; pusieron corazón, y más del que había; pero no pudieron. Porque directamente no le dio para superar a un rival de esta magnitud. Ante un equipo como el Bayern, y más en la complicada empresa de la remontada, hay que tener una eficacia extrema para ganar, hay que tener suerte también y hay que tener ideas muy claras. Como ya es de sobra conocido, al Sevilla le falta eficacia por los poros de su piel, y le falta frescura y físico para mantener el nivel técnico, muy bueno, durante todo el encuentro. Siempre, claro, contextualizando, teniendo en cuenta que trataba la empresa de unos cuartos de final de Liga de Campeones y ante un cuatro veces campeón de esta competición.
No pudo el Sevilla, pues, hacer un gol. Tampoco superar al Bayern, como tampoco el Bayern superó al Sevilla. Y dijo adiós de forma digna y con cabeza alta a su sueño de la Liga de Campeones.

Lo que faltó para la heroicidad

El Sevilla, decimos, se mantuvo en el partido. Un buen David Soria, Lenglet, Mercado, a pesar de su tempranera amarilla, Navas... la defensa entera estuvo a gran nivel. Eso permitió seguir vivo al equipo de Montella. El centro del campo estuvo también exigido, aunque la capacidad de respuesta fue desigual, porque a ratos dominó el Sevilla y a ratos se perdió. Sobre todo Banega, y sobre todo la segunda parte. El argentino acabó realmente cansado, y fue llamativo. Como cansados acabaron muchos jugadores, más de los que fueron sustituidos. Correa, Sarabia, Vázquez... Y no había cambio para tantas piernas fatigadas.
El caso es que Montella, que supo como mantener el encuentro en vivo, no supo luego, o acaso es que no pudo, dar el giro de tuerca necesario para poner el partido patas arriba. Tardó en los cambios, quitó a Ben Yedder en una decisión más que cuestionable cuando se necesitaban dos goles.  
Y luego, evidentemente, al Sevilla el faltó gol. Curiosamente, en esta eliminatoria ha hecho todos los goles, uno a favor y dos en contra. Pero en el Allianz, salvo un remate de Correa al larguero, apenas inquietó a Ulreich. En este tipo de partidos se paga la falta de eficacia, la falta de presencia atacante. El Sevilla la pagó ante el Bayern como lleva pagándola en muchos tramos de la temporada.
Pero el camino de este equipo, de este Sevilla, ha sido precioso, maravilloso, y llegar hasta los cuartos de final sirve para testar el nivel de exigencia del más grande fútbol europeo, y sirve también para aprender. El equipo nervionense ha visitado unos lares nuevos este curso, y debe aprender cómo salir victorioso de todos ellos. Parte del camino lo ha aprendido, la otra parte la tendrá que guardar para la próxima, para la próxima vuelta a la Liga de Campeones. El Sevilla ha demostrado que se merece esta competición y esta competición se merece al Sevilla.
Hasta pronto, Champions.
 
 

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