Cuarentena sin fútbol, Día 76: Los que usan mascarillas como baberos y guantes
Estaba viendo el número de los días que llevamos confinados por el maldito coronavirus y me ha entrado unas ganas de dejar de escribir más entradas en el blog. ¿Esto cuándo se acaba? No por falta de temas, porque uno ve la tele o lee informaciones políticas y da para estar escribiendo de por vida. O por el fútbol, a cuya vuelta le quedan ya dos telediarios. Ayer fallé pero hoy vuelvo a la carga. Es salir un poco a la calle y...
Vuelvo al tema de las mascarillas. El cachondeo sigue instaurado en la población, una vez que ya ha quedado claro (o eso parece) que es obligatorio ponerse la mascarilla para salir a la calle. En un ratito que va de casa al súper, que tampoco hay mucho, he visto posiciones de mascarillas de todo tipo, sin contar a aquellos y aquellas que se creen que todo el campo es orégano y les importa un pepino, o un pimiento, lo que digan las normas.
Una mascarilla ¡¡¡colgando de la oreja!!!, otra casi de antifaz, algunas con uso de guantes y otras de babero. Así no, por favor. Sí me ha gustado ver a varios niños con sus mascarillas puestas y a sus padres atentos. Así, sí. Porque la mascarilla es importante para evitar problemas, a los pequeños y a los mayores. Se la pueden quitar para comer y para beber, eso sí, que habrá quien tenga dudas para esos momentos.
La próxima vez que salga de casa, para tareas rutinarias porque de momento no he quedado con amigos ni he entrado en casa de mis padres, estaré de nuevo atento a si el cachondeo de las mascarillas sigue presente o si le damos más importancia a lo que nos estamos jugando. Porque es mucho más que un derbi o la vuelta de LaLiga, a la que abro ya los brazos. Hay, sigue habiendo, muchas vidas en juego.