El Benito Villamarín, un templo de espectáculo y no solo en el césped

No es solo fútbol. No es solo un partido. Y es que el Real Betis no es un equipo de fútbol corriente, sino mucho más que eso. El Benito Villamarín guarda un tesoro al que tiene cuidar bien, los béticos. Esos incondicionales verdiblancos que tienen al Betis como estilo de vida, porque sí, parte de Sevilla vive en blanco y verde... y este domingo quieren demostrárselo al Real Madrid.

El club en forma de agradecimiento a todos y cada uno de sus fieles ha unido el fútbol al espectáculo. Ver al Betis en el Benito Villamarín se ha convertido en una experiencia que atrapa a cada espectador y lo lleva por un carrusel de emociones. Las grandes noches del Betis, shows a pie de campo que unen música y luces antes de comenzar lo bueno.

Alejandro Ortega y su violín eléctrico fueron los encargados de protagonizar el primer show prepartido de la temporada, el Betis-Osasuna. Stereo Love fue el tema elegido, uno que a pesar de los años no para de escucharse y que está asociada al desplazamiento a Salamanca en 2010, recordado por ser de los más multitudinarios en la historia del club. ‘Los Motobetis’. Aquel vídeo viral de algunos futbolistas verdiblancos bailando al ritmo de La Rosalía con Despechá. Este tema que Joaquín, Borja Iglesias, Aitor Ruibal y Marc Bartra viralizaron en tiktok con su particular baile, fue el protagonista en la noche del Betis-Girona.

El saxofón de Manu Díaz y el famoso Quédate de Quevedo abrieron el Betis-Almería. Un casi himno para los béticos por la adaptación de letra que hicieron los ultras de Gol Sur haciendo alusión a la Copa del Rey conseguida en abril. A cada espectáculo lo acompaña un juego de luces en blanco y verde pero también hacen partícipe a los aficionados con sus linternas.

Esta forma de entretenimiento adoptada por el Betis no deja indiferente a nadie. El feudo verdiblanco cobra vida con la hinchada en sus gradas, son el alma del club. Tanto es así, que el exentrenador del Real Madrid, José Mourinho, ya dejó claro en su momento que está afición y el club eran increíbles por las previas y el buen ambiente que se generaba.

No vale oírlo, hay que vivirlo. Nada se acerca a lo que puedan contar, cada jugador de fútbol que pisa el Villamarín se va impresionado alabando a la afición verdiblanca.

Manquepierda. Los béticos aman al Betis por encima de resultados, de la categoría o de las polémicas y eso es algo que puede palparse en Heliópolis un día de partido. Unión y una pasión común en las gradas del coliseo verdiblanco, ellos son los que llevan al club por bandera e irradian su sentimiento blanco y verde.