Segunda final que se esfuma de forma consecutiva
-
El día que el Celta no quiso ser el Celta
-
El celtismo se hace oír en Vitoria
-
Las lágrimas del celtismo
La desilusión se ha instalado en el celtismo tras perder la vuelta de las semifinales de Copa del Rey ante el Alavés en Mendizorroza. Una desilusión que va a ser difícil de desincrustar pero que los del Celta ya han vivido de cerca en otras ocasiones. Ya en la pasada edición de la competición, al entorno celeste le cayó un jarro de agua fría con una difícil eliminatoria ante el Sevilla FC en el que los de Berizzo intentaron la heroica con un 4-0 en contra, pero donde sólo consiguieron empatar a dos en Balaídos y certificar así el pase de los hispalenses a la gran final.
Sufrir dos años consecutivos el mismo palo no va a ser fácil ni para plantilla ni para afición, pero todos deben reponerse con prontitud para llegar con la cabeza alta a otros de los motivos que emocionan al celtismo en esta temporada: la Europa League.
Ya en la pasada campaña consiguieron recomponerse hasta el punto de lograr los puntos suficientes en Liga para clasificarse para la competición europea. En esta ocasión, además, tienen la oportunidad de resarcirse contra el Shakhtar Donetsk sólo ocho días después. El 16 de febrero, el Celta se juega la primera parte de su pase a octavos de final de la Europa League y, para ello, deberá afrontar el encuentro con más envite que contra el Alavés, para poder seguir ilusionando al celtismo.
Un celtismo que este miércoles se antoja cabizbajo y con los ojos inundados de lágrimas, pero que seguro que en poco más de una semana vuelve a estar al pie del cañón alentando al equipo y depositando toda su confianza, su fe y su ilusión en el pase a octavos de la competición europea.