La defensa y Alberola Rojas entierran el sueño continental

Y lo peor no fue el arbitraje de Alberola Rojas porque el Celta no compareció en el Estadio de la Cerámica. Sin Aspas todo es más complicado, pero este Celta, el de Unzué, hace meses que es una caricatura fuera de su estadio. Las matemáticas siguen diciendo que la séptima plaza es posible, las sensaciones son las de un equipo más cerca de Segunda que de Primera.

 
No comenzó bien el choque para los intereses del Celta, Asenjo cometía un clamoroso penalti sobre Daniel Wass que Alberola Rojas señalaba como falta al considerar que el derribo del portero castellonense era fuera del área. Sin tiempo para protestar un centro chut de Brais Méndez llegó a Maxi Gómez que apenas pudo colocar el esférico lejos del alcance de un Asenjo que pudo atajar el balón.
Sin que se cumpliesen los primeros cinco minutos del choque Álvaro disfrutó de la primera ocasión para el Villarreal tras un saque de esquina que llegó a un Bacca que puso la pelota al punto de penalti. Sergio le tuvo que sacar una buena mano al colombiano poco después en un comienzo trepidante donde ambos equipos buscaban la meta rival con insistencia.

Error garrafal de Mallo

La mala suerte continuó con un grosero fallo en defensa, Hugo Mallo, completamente despistado permitió que Bacca recibiese la pelota para regatear a Sergio y marcar a puerta vacía. En doce minutos el partido se había complicado alejando al Celta de su sueño europeo. Un tanto que supuso un mazazo del que el Celta tardaría muchos minutos en recuperarse.
El partido estaba donde quería el Villarreal, en ventaja y esperando a la contra con una presión intensa en mediocampo con Lobotka como objetivo. Hasta el minuto 25 el Celta no retomó el control del choque, llegando, de nuevo a la meta de Asenjo, especialmente con un buen disparo de Pione Sisto.

Otro despiste

Con el Celta volcado en busca del empate, un mal balón parado para el Celta en una falta de entendimiento entre Wass y Pione propició la contra amarilla que Raba, sin oposición, mandó inexplicablemente fuera. El error de Raba permitió al Celta seguir en el partido.
Otro error, en este caso, de Asenjo se transformaba en el tanto celeste, obra de Pione Sisto en un potente disparo al primer palo que se comió el meta local. La alegría no duró ni un minuto, Bacca, partiendo en fuera de juego ponía el 2-1 en el 35. Segundo error arbitral grave para un Celta que tenía que volver a nadar a contracorriente.

Robo y sentencia

El segundo dejaba tocado al Celta, pero el tercero, pocos segundos después hundía a los vigueses. Una nueva contra con la zaga celeste muy adelantada permitía el tercero del colombiano que pudo lograr el cuarto en el 39. Sólo Sergio evitaba la goleada en una primera parte donde todo lo que que podía salir mal pasó.
El Celta siguió apostando por una defensa adelantada al comienzo de la segunda mitad en la que la mala puntería de Raba evitó el cuarto del Villarreal con sólo tres minutos disputados. Por parte de los de Unzué la única alegría era Pione Sisto, al que Asenjo, en un vuelo sin motor, quitó un esférico que se alojaba en el fondo de las mallas por toda la escuadra y que hubiese dado vida a los vigueses.

Conformismo y tedio

Ambos equipos daban por bueno el resultado ya que la intensidad del juego había bajado a un ritmo alarmante, especialmente en un Celta que tocaba la pelota sin ningún tipo de intención mientras que Unzué no buscaba la reacción desde el banquillo.
Con todo el pescado vendido Unzué dio entrada a Boyé y el 'Tucu' pero el Celta ya no esperaba ni un milagro en forma de gol. Cherysev pudo marcar el cuarto tras un pase de Trigueros al que no llegó Sergi Gómez. Emre Mor salía al campo diez minutos pero nada pasó, salvo un posible penalti por mano de Unal y un remate desviado de Wass que hubiesen permitido llegar al final con un mínimo de esperanza.
El tanto de Castillejo fue el triste epílogo de un partido donde la defensa hizo aguas. Al Celta lo había condenado un pésimo arbitraje, el de Alberola Rojas, pero más grave fueron las facilidades que concedió a un Villarreal que pudo lograr una goleada de escándalo en otro partido, uno más, en el que los de Unzué ni se acercaron a su nivel fuera de Balaídos.

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