Irán entero vibra con el duelo Persépolis-Esteghlal, el mayor clásico de Asia

Millones de personas en todos los rincones de Irán paralizaron hoy el país y vibraron con la pasión del duelo Persépolis-Esteghlal, el mayor "clásico" del fútbol iraní y de toda Asia, que enfrenta a dos rivales históricos divididos por motivos históricos, deportivos, sociales y hasta políticos.Álvaro Mellizo
El encuentro en sí resultó soso y culminó con una victoria de Persépolis por 1-0, con un tanto anotado por Alí Alipur en el minuto 69 de juego.
Dos enormes carteles con los severos rostros de los ayatolás Ruholá Jomeini y Alí Jatamí presidieron en el Estadio Azadi de Teherán este encuentro, que al menos dos veces al año divide el corazón de los habitantes de la República Islámica entre los partidarios del "Ejército Rojo" de Persépolis y los "azules" de Esteghlal.
Unas 60.000 personas, pocas para lo que es habitual en estos casos, presenciaron en directo el derby número 79 entre ambos, el encuentro más seguido tanto en directo como por televisión de una liga local en todo el continente asiático, tal y como presumen los aficionados al fútbol iraní.
Durante los 90 minutos, y pese al hecho de que ninguno de los dos equipos estuviera en la lucha por la liga iraní que culmina este fin de semana, cada comercio, cada local público y prácticamente cada hogar del país estuvo pendiente del partido, que como otros clásicos mundiales como un Boca-River, Real Madrid-Atlético de Madrid o Peñarol-Nacional, trasciende lo deportivo.
Con este resultado, Persépolis (cuyo nombre oficial es "Pirouzi", "victoria", si bien nadie lo usa) cerró con algo de brillo una campaña pobre y en la que terminaron lejos de los títulos.
Para Esteghlal, que tampoco tuvo un buen año, el purgatorio será largo y sus aficionados tendrán que lidiar con el amargo trago de verse zaheridos por la otra mitad del país hasta que dentro de seis meses ambos equipos vuelvan a verse las caras.
"Todo Irán está dividido entre uno y otro equipo. Al encuentro llegan todos los años seguidores de todo el país, algunos de los cuales vienen incluso andando y duermen en la puerta del estadio antes del encuentro. Las entradas están a la venta desde un año antes, y la presión para ganar es siempre enorme, lo que ha causado un importante historial de conflicto en este encuentro", explicó a Efe Yafar Yedí, periodista iraní de la revista "Gol".
La rivalidad viene desde los inicios del fútbol en Irán en los años 50 y está marcada por los origen popular de Persépolis y el aristocrático de Esteghlal, que aún marca a sus seguidores.
El equipo "azul" fue fundado por un grupo de militares bajo el nombre de "Taj", "corona", y fue durante años el equipo del Sha de Persia y de la elite política y económica.
Tras la Revolución Islámica en 1979 cambió su nombre al actual, pero su base de aficionados siguen siendo "las clases medias y altas, educadas y pudientes".
Persépolis, que cuenta con muchos más seguidores, fue siempre un equipo popular, al que la gente se identifica por su postura de "desafío a los ricos" y por su éxito deportivo pese a las "trabas" que a su juicio han sufrido históricamente por parte del poder.
Como los dos equipos más poderosos del país, ambos atesoran el mayor número de triunfos en la liga local, donde Persépolis aventaja a Esteghlal.
Sin embargo, estos últimos tienen un mayor número de éxitos en el exterior, entre ellas dos copas de campeones de Asia, y dominan en el "clásico", cuya historia está plagada de incidentes.
"Todo aficionado de Persépolis habla como si fuera ayer del triunfo por 6-0 que lograron en el año 1973, la mayor victoria jamás obtenida. Otras anécdotas incluyen la suspensión por abandono de los jugadores molestos con el arbitraje en tres ediciones o las batallas campales dentro y fuera de la cancha que hubo en 1995 y 2000", apuntó Yedí.
Fruto de esta violencia, que en los últimos años estuvo más controlada, provocó que entre 1996 y 2008 los duelos entre ambos fueron arbitrados por colegiados extranjeros.
Por extraño que parezca, ambos equipos son propiedad del Estado iraní, que les otorga un presupuesto anual de cerca de 100 millones de dólares anuales y nombra a sus directivos.
En los últimos años, ha habido varios intentos de privatizar los clubes, entre otras cosas porque su "gestión económica ha sido muy mala" y suponen "un vertedero de dinero público", además de generar constantes protestas de otros clubes que no reciben el mismo nivel de subvenciones.
"No creo que eso suceda. Pese a que la entrada de la política en la dirección de los clubes fue mala para su gestión deportiva, la influencia social y política que puedan tener es demasiado grande para que los dejen ser independientes", razonó Yedí.