La afición del Baskonia logra mantener el ambiente de júbilo en la derrota

Los aficionados del Baskonia que acompañaron a su equipo a la fase final de la Euroliga le dieron hoy a los jugadores una despedida jubilosa pese a la derrota sufrida por 75-85 ante el Lokomotiv Kuban en el partido por el tercer y cuarto puesto.Rodrigo Zuleta
Los aficionados vascos -al menos una buena parte de ellos- se citaron en frente del Mercedes Benz Arena cerca de una hora antes del partido y, todavía fuera del pabellón, empezaron a animar el ambiente con sus cánticos y su música.
Pese a no haber llegado a la final, lo que estuvo cerca, la fiesta del Baskonia en Berlín continuaba de cara al partido contra el Lokomotiv.
Desde el comienzo del encuentro, los vascos se hicieron oír y ya en el arranque Darius Adams dio el primer impulso desde el parquet al anotar los primeros dos puntos del partido
El partido era distinto al de la semifinal, no se trataba de mantener la fe en la adversidad -como ocurrió contra el Fenerbahce- sino de mantener el tipo en un compromiso equilibrado, con altas y bajas.
Cada balón robado, cada rebote perdido o ganado podía empezar a marcar la diferencia entre dos equipos que no se regalaban nada.
La lucha entre las aficiones era además mucho más equilibrada que ante el Fenerbahce y esta vez incluso los vascos eran más numerosos. Cada decisión arbitral se silbaba, de un lado, y se aplaudía, del otro.
Casi hacia el final del primer cuarto el Lokomotiv se desprendió un poco cuando un triple de Malcom Delaney puso el parcial 16-20 pero en el segundo cuarto la tendencia a la igualdad siguió.
El Baskonia remontó, luego sacó cinco puntos de ventaja, después el Lokomotiv igualase otra vez y al final del segundo cuarto el Baskonia estaba arriba 42-40.
Hacia la mitad del tercer cuarto la esquina roja tuvo que ver cómo su equipo de pronto empezó a verse superado en la lucha por los rebotes y como el Lokomotiv, encabezado por Delaney, castigaba cada error.
La afición no se apagó pero tuvo que hacer esfuerzo para mantener la fe en ese periodo que llevó a que antes de empezar el último cuarto el Baskonia estuviera claramente por debajo en el marcador con un 53-61.
El equipo ya no respondía y en la tribuna se veían rostros de desconcierto. Ya sólo el apoyo musical -tambores, saxofones, trompetas- trataban de encender el ánimo mientras la desventaja seguía aumentando
En los primeros minutos del último cuarto la desventaja subió a 53-69. Luego el Baskonia volvió a anotar -Adams trató de devolver la fe con un triple- pero no se descontaba porque el Lokomotiv no fallaba.
Vino una fase, los aplausos en la tribuna vasca era tímidos, se oía música pero los cantos empezaron a apagarse y ya las bufandas se movían muchos menos.
Se necesitaron unos minutos, y acaso cierto esfuerzo de convicción de los miembros de la orquesta, para que el ambiente de fiesta volviera a la tribuna. Eso ocurrió cuando faltaba minuto y medio y la desventaja era de quince puntos y Adams respondió con otro de sus triples.
A falta de medio minuto, la desventaja era de diez puntos, pero ya sólo se oía a los aficionados vascos. Al final, alguien que hubiera entrado tarde al pabellón hubiera podido pensar que el Baskonia había ganado el partido.
No se pudo -pese al grito de 'sí se puede'- pero se estuvo cerca. Más cerca en la semifinal que en el partido por el tercer y cuarto puesto, pero en todo caso el júbilo de la tribuna era un premio por una gran temporada.