El gafe de la meta del Dépor también afecta al quinto portero de la temporada
Carlos Alberto FernándezLa Coruña, 3 mar .- El gafe de la portería del Deportivo también ha afectado al quinto guardameta que utiliza el conjunto gallego esta temporada, el ucraniano Maksym Koval, que ha debutado con un error flagrante en el primer gol del Eibar y fue expulsado en el minuto 39 por una entrada a Joan Jordán.
Koval llegó al Deportivo en enero cedido por el Dinamo de Kiev con opción de compra obligatoria para el club coruñés en caso de que logre la permanencia en la máxima categoría del fútbol español y su debut se fue demorando en el tiempo hasta que este sábado Clarence Seedorf le abrió las puertas de la titularidad ante el Eibar.
El Deportivo le incorporó en el mercado invernal para intentar solucionar los problemas que tenía en una posición clave, por la que habían pasado cuatro inquilinos sin ser capaces de aportar al equipo la seguridad que necesitaba.
El técnico que empezó la temporada, Pepe Mel, pidió con insistencia la incorporación de un guardameta en julio y agosto después de que el club no hubiera renovado el contrato del argentino Germán Lux, pero no vio satisfecha su demanda.
El curso comenzó con Rubén Martínez, cedido la temporada pasada, como titular, y el polaco Przemyslaw Tyton, suplente de Lux casi toda la anterior campaña, en el banquillo.
Los problemas quedaron patentes desde el primer partido del campeonato, ante el Real Madrid, en el que Rubén cometió un error grave en uno de los tres goles que encajó, lo que abrió el debate de la portería.
El guardameta gallego continuó en el once ante el Levante, frente al que cuajó una buena actuación, pero se lesionó posteriormente un pulgar en un entrenamiento y el club fichó de urgencia a un portero en las últimas horas del plazo, el rumano Costel Pantilimon, que llegó cedido por el Watford inglés y fue un remiendo.
Pantilimon estaba fuera de forma y la titularidad en el primer partido tras la lesión de Rubén fue para Tyton, que encajó cuatro goles ante la Real Sociedad (2-4) y no repitió en el once.
Llegó entonces el turno del recién llegado, que defendió la portería cuatro partidos consecutivos y tampoco transmitió seguridad.
A la desesperada, Pepe Mel recurrió al portero del filial, Francis Uzoho, y le dio la alternativa en Primera División meses después de que subiera al segundo equipo blanquiazul procedente del juvenil.
El nigeriano se enfrentó al Eibar en Ipurua (0-0), frente al que dejó la portería a cero, y tuvo continuidad frente al Girona (1-2) en el último partido de Mel como técnico blanquiazul, en el que demostró que aún estaba verde.
Con la subida de Cristóbal Parralo al banquillo del primer equipo del Deportivo, Francis regresó al filial y la portería volvió a manos de Pantilimon un par de partidos, en los que siguió sin convencer, por lo que en noviembre la meta pasó de nuevo a manos de Rubén, restablecido de su lesión.
El portero gallego, el que más partidos ha tenido, 17 en lo que va de temporada, siguió como titular a pesar de que el Deportivo acudió al mercado para reforzar la portería en enero y se mantuvo en el once con el tercer entrenador del curso, Clarence Seedorf.
El holandés le dio confianza en el césped y en la sala de prensa, pero después de haber recibido tres goles ante el Getafe le mandó a la grada y dejó la portería en manos de Koval, al que la víspera del encuentro comparó con Hulk porque se rompió el índice de la mano izquierda el mes pasado en un entrenamiento y prefirió evitar el quirófano y estar disponible.
Koval se estrenó con muy mal pie. Se tragó un centro del chileno Fabián Orellana que remató a placer Inui a los once minutos y, tras evitar un gol en propia meta de Sidnei Rechel, fue expulsado a seis minutos del descanso en una jugada de despropósitos.
Su compañero Albentosa protegió el balón tras un pase atrás de Celso Borges en lugar de pasarle el esférico a su guardameta, el portero tardó en reaccionar y cuando metió la pierna la pelota se le escapó demasiado y derribó a Joan Jordán fuera del área, lo que le costó la roja para poner fin así a un debut gafado en una demarcación muy problemática para el Dépor.