[Review] The Walking Dead 6x11: "Nudos desatados"

The Walking Dead ha apostado por ir al grano en esta segunda parte de la sexta temporada y cada uno de los detalles que acompañan el guión de este 6x11 vuelve a repetir un mensaje alto y claro: todo acabará en una ansiada batalla con Negan. Sea o no plan de un Jesus que a priori sólo quiere la paz en su aldea, Rick y los suyos asientan sus bases en un mundo que ya sólo ven con una perspectiva, la de imponerse ante la necesidad de sobrevivir, cueste lo que cueste, aunque sean vidas ajenas...y propias.

El precio de la vida, la muerte. Caravana rumbo a Hilltop y un episodio de reconocimiento, de prestaciones, negociaciones, amor (ahora lo explicaremos) y una misión que se coloca en la cima de la temporada, un nuevo enfrentamiento en el horizonte para buscar la ansiada comida que de repente ha puesto en jaque Alexandria. Porque sí, dos menciones en dos episodios y de repente parece que no tienen dónde caerse muertos Rick y los suyos.

Él ya dijo que estaban más delgados, Maggie ahora hace un guiño al cultivo fallido, pero de ahí a una lucha infernal con el desconocido Negan y los suyos debería haber un abismo que en la serie ha preferido dejarse en el contexto con una elipsis que les hace luchar con todo por alimentos. Eso sí, como diria Daryl. "¡y una de esas vacas!".

La presentación de Hilltop es sencilla y al mismo tiempo gratificante, una aldea que aguanta desde el principio sin armas, con trabajo muchos habitantes y un líder que no teme pero cede ante la munición. Es raro ese tal Gregory, aunque más lo es que Maggie le ponga contra las cuerdas en segundos después de que este ya haya negociado varias veces con Negan. Rol de negociadora, de jefa en funciones, de cara visible tras todas aquellas armas con las que Glenn, Abraham, Rick, Michonne, Daryl y la propia Maggie pisan Hilltop.

Maggie, más allá de Deanna en The Walking Dead

La importancia de Maggie va más allá de todo lo que Deanna pensaba que ella podría ser. Las consecuencias de lo vivido en el universo de los muertos vivientes le hacen tener una perspectiva mayor. Lo que ha perdido Maggie no es comparable con ningún otro personaje y aún así tiene el carácter para llevar el peso del drama en el punto más importante, el de tomar la decisión. Reniega de trabajar en Hilltop ayudando a cultivar para los hombres de Gregory, pero sí acepta el que entiende que es su trabajo, el de matar a Negan y a los suyos para conseguir así su propósito, seguir sobreviviendo. Los alimentos no son una excusa, pero la guerra es una forma de vida.

Pero demos marcha atrás para pensar en lo que puede ser la serie. He leído el cómic hasta donde nos cuenta la serie, no haré spoiler porque no puedo hacerlo, pero sí hay una premisa fundamental que se repite cada vez que llega un momento álgido (muertes) y no es otra cosa que poner el foco en determinados personajes antes de que Kirkman se los lleve al hoyo...y quien dice Kirkman dice Negan. La relevancia que ha tenido Rosita en la ficción es nula y de ahí que llame tanto la atención el desenlace que pueda tener ese colgante de ahora en adelante.

Ahí es donde coloco las tres historias de amor que se presentan en este episodio: una ráfaga con tintes dramáticos y posibles terceras personas (Abraham-Rosita-Sasha), la consagración de lo que está por venir (Maggie-Glenn-bebé) y la novedad (Rick-Michonne). The Walking Dead nunca ha permitido días felices a los suyos, al menos no de forma continuada, así que vayan asimilando que la misma sangre que comparte el rostro de Rick en este episodio volverá a romper lazos de protagonistas que rara vez lo son.

La presencia indirecta en la trama de Negan coge cada vez más fuerza y ya no es solamente un grupo de moteros con ganas de asesinar a desconocidos por amor al ideal de su jefe, no. Ahora sabemos de él, de su campamento, se escucha por primera vez que su grupo son Los Salvadores y la extorsión que realizan A Hilltop.