Les Sables d'Olonne, el honor de ver los días más interminables
José Luis Sorolla
Fontenay Le Comte (Francia), 7 jul .- El pelotón del 105 Tour ha transitado en la primera etapa por la localidad de Les Sables d'Olonne, lugar del que partieron las etapas más interminables del Tour tras su regreso a la actividad el pasado siglo XX después de la I Guerra Mundial.
Ubicada en el kilómetro 79 de este primer día, Les Sables d'Olonne luce con orgullo el haber albergado la partida de las seis etapas más largas de la historia del Tour, en las que las horas de pedaleo se contaban más que en horas en días.
Entre la decimotercera edición disputada en 1919 y la decimoctava de 1924, la etapa Les Sables d'Olonne-Bayona no faltó en el recorrido, siempre en el quinto día y como jornada previa a afrontar los Pirineos con 482 kilómetros de recorrido.
La de 1919 suponía el regreso a las carreteras del Tour de Francia tras el primer parón obligado que tuvieron que realizar entre 1915 y 1918 como consecuencia de la I Guerra Mundial. El segundo, entre 1940 y 1946 también fue por culpa de otra contienda internacional, la II Guerra Mundial.
Este decimotercera edición de la carrera gala presentó como gran atractivo el que los aficionados que seguían la prueba podían distinguir al ciclista que encabezaba la clasificación general con la implantación del, desde entonces hasta la actualidad, anhelado por todos maillot amarillo.
En la actual edición, los ciclistas deberán esperar a tomar la salida en la cuarta etapa, la que unirá La Baule y Sarzeau para poder alcanzar a la altura del kilómetro 63 para poder decir que, como los pioneros ciclistas, han cumplimentado este interminable viaje que aquellos hacían en un solo día, con muchos de los kilómetros de noche.
El francés Jean Alavoine, que a lo largo de su carrera ciclista, logró diecisiete victorias de etapa en el Tour, fue el primero en esta maratoniana jornada, un triunfo que volvería a repetir en los años 1922 y 1923.
Alavoine fue el único ciclista galo que logró el triunfo en esta jornada, ya que las siguientes fueron para tres belgas, Firmin Lambot (1920), Louis Mottiat (1921) y Omer Huyse (1924).
Ni el belga Lambot ni Alavoine eran unos meros componentes del pelotón. El primero logró la victoria en las ediciones de 1919 y 1922, en ambas ocasiones acompañado en el segundo cajón del podio por el francés. Además Lambot también fue tercero en la edición de 1920.
En aquella época, el viaje Les Sables d'Olonne-Bayona no era algo estrambótico o sacado de contexto de los kilometrajes habituales en la Grande Boucle, ya que de las 15 etapas que conformaban su itinerario en 1919 hasta cuatro de ellas superaron los 400 kilómetros y la más corta fue la que unió Estrasburo y Metz con 315, en la decimotercera jornada.
De hecho el nivel de exigencia resultaba tan elevado que la celebración se extendía casi un mes, en 1919 entre el 29 de junio y el 27 de julio, para disputar cada etapa con un día de intervalo con la siguiente.
En aquellos momentos todas las etapas eran en línea ya que todavía no se había instaurado la disputa de etapas contrarreloj, ni individual ni por equipos.
En el recorrido del presente Tour, únicamente cuatro de las 21 etapas superarán la barrera de los 200 kilómetros, con la séptima entre Fougeres y Chartres como la más larga con un total de 231 kilómetros.
Por el contrario, este 105 Tour vivirá una de sus jornadas en línea más breves de su historia el próximo miércoles 25 julio con un viaje de tan solo 65 kilómetros entre Bagneres de Luchon y la cima del Col du Portet en Saint Lary Soulan, que además será el punto más alto de la carrera que se distingue con el premio Henri Desgrange.
Ese día no implicará, ni mucho menos, que sea una etapa fácil, más bien todo lo contrario, ya que los entonces supervivientes deberán afrontar encadenadas las ascensiones al Monte de Peyragudes, el Col de Val Louron-Azet y finalmente el Col du Portet.