Khachanov, el nuevo zar del tenis ruso
Luis Miguel Pascual
París, 4 nov .- Con apenas 22 años, cuatro finales de cuatro ganadas y el Masters 1.000 de París que levantó este domingo ante el serbio Novak Djokovic, Karen Khachanov se ha convertido en el nuevo zar del tenis ruso, en la estela de su admirado Marat Safin.
Aunque el tenis se parece al que practicaba el ganador del Abierto de Estados Unidos 2000 y del de Australia de 2005, el carácter les aleja.
Khachanov no tiene nada de la espontánea personalidad de Safin. Al contrario, tanto dentro como fuera de la pista, el joven jugador moscovita se muestra frío, cerrado a demostrar sus sentimientos y sensaciones.
No es el más sonriente del circuito, ni el más abierto a sus compañeros, que con frecuencia le describen como taciturno y distante.
Pero cuando empuña la raqueta, Khachanov se transforma en un torbellino de tenis, con golpes de una potencia que recuerdan a Safin y una movilidad inesperada para sus 198 centímetros de altura que le asemejan a su otro ídolo, el argentino Juan Martín del Potro.
De la mezcla de su carácter concentrado y su tenis imprevisible ha nacido una expectativa elevada que el jugador ha ido cumpliendo de forma temprana.
Una precocidad labrada primero en Split (Croacia), donde llegó con 15 años para trabajar con el croata Vedran Martic, un antiguo del equipo de Goran Ivanisevic, antes de trasladarse en 2014 a Barcelona, donde estuvo un tiempo a las órdenes del español Galo Blanco.
Ya en 2016 consiguió su primer título en Chengdu, inesperado porque no era más que 101 del mundo en aquel momento.
Pero su auténtica explosión se produjo en 2017, año en el que también se separó de Galo Blanco para volver a trabajar con Martic, su actual técnico.
Ese año sorprendió al alcanzar los octavos de final de Roland Garros, donde fue detenido por el británico Andy Murray en plena forma.
Al año siguiente volvió a brillar sobre la tierra batida parisiense, aunque en esta ocasión fue el alemán Alexander Zverev, otro precoz del circuito, quien se cruzó en su camino en la misma ronda y le derrotó en cinco sets.
De nuevo volvió a tropezar en octavos en Wimbledon, esta vez frente a Djokovic, y en el Abierto de Estados Unidos obligó al español Rafael Nadal a un maratón de 4 horas y media para privarle de los cuartos octavos de un grande en su carrera.
Khachanov mostraba las hechuras de un grande, pero le faltaba romper el techo de cristal psicológico que separa a los buenos tenistas de los campeones.
Hasta la presente edición del torneo de París, solo había ganado en tres ocasiones a rivales del "top 10".
Bajo el techo del pabellón parisiense este año se deshizo de cuatro, el estadounidense John Isner, contra quien salvó dos bolas de partido, Zverev, ante quien firmó su primer triunfo frente a un "top 5", el austríaco Dominic Thiem, finalista del pasado Roland Garros, y Djokovic, el tenista más en forma del momento.
Khachanov acabará la temporada en el puesto 11 del ránking y todo apunta a que pronto integrará un reducido club que, hasta hace poco, significaba un tapón en su progreso.
La temporada que viene deberá seguir respondiendo a las expectativas que rodean al jugador.