La demanda de Stojchev a jugadores Módena abre camino para un caso histórico
La demanda por difamación recientemente formulada por el técnico búlgaro Radostin Stojchev contra la plantilla del Módena Voleibol, club del que fue destituido el pasado mayo después de que sus jugadores criticaran su conducta, abre el camino para un caso inédito, que puede marcar un antes y un después en las dinámicas entre jugadores y entrenadores.
Stojchev, un técnico que luce en su palmarés tres títulos de la Liga de Campeones, además de cuatro de la Liga italiana, uno de la rusa, uno de la turca y uno de la búlgara, fue despedido del Módena tras una temporada deslucida que el equipo acabó sin trofeos y con un ambiente enrarecido.
Su destitución se produjo dos días después de que toda la plantilla del Módena se comprometiera para participar el pasado mayo en un programa deportivo de la televisión local "TRC" y enumerara una serie de actitudes supuestamente incorrectas de las que Stojchev era responsable.
En principio, los invitados del programa iban a ser dos líderes del equipo, el capitán de la selección brasileña, Bruno Rezende, y el francés Earvin Ngapeth, pero la plantilla decidió presentarse en su totalidad para remarcar su descontento general con el entrenador.
"El problema es su parte humana, tienes que tener lealtad, dar confianza. Eso nunca lo tuvo. No puedo estar con una persona con la que no hay ningún vínculo humano", aseguró Bruno, y agregó que intentó aclarar las cosas con Stojchev, sin éxito.
"Nosotros somos muy humanos y él es demasiado distinto con respecto a nosotros. Entendí muy rápido que no estaría de acuerdo con él", explicó Ngapeth, siguiendo la misma línea de su compañero.
"Tiene actitudes y palabras que te sacuden, quizás ni siquiera se dé cuenta. Dijo mentiras todo el año, dijo que yo ya no quería jugar", prosiguió el francés, quien se marchó al Kazan al acabar la última temporada.
Ese mal ambiente fue confirmado también por el resto de los jugadores, que se alternaron en el plató televisivo durante las casi dos horas de programa.
A la falta de relación humana, de comunicación y de respeto, Bruno agregó además una queja sobre los métodos de entrenamiento del técnico búlgaro, que, según el brasileño, no tuvo en cuenta las características físicas y técnicas de la plantilla.
Dos días después de esa comparecencia de grupo, el Módena rescindió por "justa causa" el contrato de Stojchev, que finalizaba dos años más tarde.
En ese contexto, el preparador búlgaro no se limitó en demandar al club, sino que pidió a la Liga de Voleibol italiana las direcciones de todos los integrantes de la plantilla para enviarles una demanda por difamación.
Unas demandas que empezaron a llegar a finales de enero a los jugadores del Módena, que, según informan medios locales, deberán comparecer ante un Tribunal italiano a finales de marzo para enfrentarse legalmente a Stojchev.
Se trata de un caso inédito en la historia del deporte de elite. Si bien no es una novedad que haya enfrentamientos judiciales entre clubes y entrenadores, una demanda por difamación hacia la plantilla es algo que todavía no se había registrado.
Y es que, a la espera de que se dirima la cuestión, este caso puede marcar un antes y un después en la relación técnico-jugador no solo en el voleibol, sino también en los demás deportes, algo que podría obligar a medir con mucha más atención el tenor de las declaraciones públicas.
En este sentido, no es la primera vez que unos deportistas italianos se unen para criticar públicamente el trabajo y la actitud de un entrenador.
El pasado noviembre, el capitán del Chievo Verona, el veterano Sergio Pellissier, criticó duramente la actitud del técnico Gian Piero Ventura, que dimitió tras trabajar con el equipo apenas cuatro semanas.
"Solo faltaba la dimisión de un técnico que desde el primer momento en el que llegó ya quería irse. ¡Increíble! En 22 temporadas como profesional pensaba que lo había visto todo, pero debo admitir que siempre hay algo nuevo", escribió en su cuenta de Instagram.
Hace tres años, en cambio, fue Stefano Sorrentino, entonces portero del Palermo, quien aseguró, tras un triunfo contra el Verona, que su equipo ganó "sin tener entrenador, preparando completamente solo un partido de gran importancia".
En ese caso, Ballardini amenazó con tomar medidas legales, aunque eso finalmente no llegó a producirse.
