España se gana la 'pole' para asaltar el gran premio de Catar
Una buena España, aliada con Georgia, ha vencido en Grecia y se ha ganado el derecho a jugarse con ventaja la clasificación para el Mundial de Catar el próximo domingo en La Cartuja. En Atenas se ganó la ventaja, pues venció a la selección helena y recuperó el liderato del grupo B justo en el momento preciso, antes de la última jornada. Todo, claro, gracias a la gran Georgia, que hizo uno de esos favores que merecen recompensa. Una semana en la Costa del Sol, en Mallorca o en Las Canarias para los bravos georgianos si hace falta. Ganaron a Suecia a media tarde y eso permitió a los de Luis Enrique afrontar con otro ánimo el partido ante Grecia. Ya era definitivo, pero solo para bien. España ganó y afronta la 'final' ante Suecia en la 'pole position' del grupo. Le basta con ganar o empatar en Sevilla este domingo para firmar el gran premio de la clasificación para el Mundial de Catar 2022.
La tarde ya se había puesto favorable con el favor de Georgia, que había vencido a Suecia y había dejado la clasificación en bandeja para que España la volteara ante Grecia. Y el equipo de Luis Enrique recogió el guante. Salió ante los helenos como en las grandes citas, salió ante Grecia la mejor versión de España, esa que utiliza la posesión de manera rítmica, que la utiliza para hundir al rival en su área, y que la utiliza también para defender con la pelota. Así, los de Luis Enrique, gracias a esa velocidad y esa seguridad en la circulación, encontraron huecos a través de los costados sobre todo. La vuelta de Gayá y Caravajal dio mucha profundidad a la selección y la posición de RDT, hábilmente colocado de inicio en el costado izquierdo para luego siempre meterse al interior y dejar el carril al lateral del Valencia, fue de lo más productivo para España. Luego, el delantero del Espanyol dejó ir una clara oportunidad, pero sus movimientos generaron espacios y a la postre peligro, más aún cuando ese movimiento se alternaba también con el de Morata. España pisaba área, disparaba (RDT, Morata...) y creaba peligro. El gol que rompió la lata de una Grecia tan defensiva como hundida en su área llegó en un saque de esquina en el que entre Laporte en la pelea e Íñigo en el rechace provocaron un penalti que transformó Sarabia. El 0-1 no solo daba tranquilidad, es que era producto de un buen juego y de una predisposición excelente para afrontar el partido.
Fue a raíz del 0-1 pero sobre todo en la segunda parte cuando España adoptó una actitud algo más contemplativa. Tanto con la pelota, porque ya no era tan vertical y además desaceleró la velocidad de las transiciones, como sin ella, ya que la intensa presión que había caracterizado a los de Luis Enrique en los primeros minutos fue bastante más intermitente. Eso permitió que Grecia, con sus limitaciones, pudiera tocar con algo más de calma la pelota y que encontrara algunas vías más para avanzar metros e incluso aproximarse al área española.
Los cambios, las interrupciones y el ritmo entrecortado del partido pareció perjudicar a España, que seguía teniendo el marcador a favor pero que no acertaba a tener precisión en los últimos metros para poder asestar el golpe definitivo, ya fuera desde la posesión o en alguna contra que cogía al equipo griego descolocado al irse al ataque. De hecho, apenas tuvo ocasiones claras La Roja.
Aunque pasó algún apuro, conforme avanzó el final del partido España volvió a recuperar el sentido y una mayor calma en su juego, sobre todo la que dio la salida de Sergio Busquets al campo. Eso, y que Rodri compensó y equilibró al equipo en la medular ante el caos originado en las posiciones de ataque, porque Rodrigo, Fornals y Olmo, todos salidos en la segunda mitad, no anduvieron muy lógicos en la presión. La garganta de Luis Enrique da fe de ello.
Por eso se lleg´con bastante calma a pesar del ajustado resultado al final del partido, que deja a España en una inmejorable posición para cerrar su pase al Mundial de Catar 2022 este domingo en Sevilla.