El Dépor quiere, pero sigue sin poder
Con Álex Bergantiños portando el brazalete de capitán y una plantilla dispuesta a asomar la cabeza tras el cambio de cromos producido en el banquillo coruñés (de Natxo González a José Luis Martí), el Deportivo medía su capacidad de reacción en el peor escenario posible, El Sadar, la plaza más complicada de toda la categoría. Pese a la evidente envergadura del reto, el cuadro gallego entró bien en el choque, pero pronto el sol radiante se transformó en tormenta y el estreno de Martí finalizó de la peor manera posible: con una derrota (2-1).
Apuntaba en la previa el míster que su Dépor sería protagonista, valiente y se configuraría alrededor de la pelota, y el técnico balear fue fiel a su palabra cuando le tocó el turno de reflejarla en el once titular. Devolvió a Mosquera al césped desde la grada, apostó por Edu Expósito entre líneas y juntó a dos puntas, Christian y Quique, sobre el verde. Enfrente, un Osasuna con todos los importantes menos dos: Fran Mérida y David García.
Sería Christian Santos quien obligaría a Rubén, ex del Dépor, a desempolvar sus guantes cuando no se había consumido ni el primer minuto de juego. El punta venezolano recibió un envío en largo de Marí, bajó la pelota con el pecho, la orientó a su pierna izquierda y le pegó con dureza buscando el ángulo. La respuesta del guardameta de Coristanco fue sobresaliente.
Quique González anotó su 15º gol de la temporada
Los hombres de Martí refrendaron el buen inicio en el minuto 10, convirtiendo en gol su tercer acercamiento. Bergantiños se hizo con el esférico en la frontal del área, observó el desmarque de Quique y filtró un pase preciso entre las piernas de Aridane. El 'pichichi' blanquiazul recogió el balón dispuesto a encarar a Rubén y no perdonó en el mano a mano. Un gol de enjundia a la altura de la puesta de escena.
Para amargura coruñesa, la escueta ventaja en el marcador solo duró cuatro minutos, el tiempo que tardó Osasuna en visibilizar el discreto estado de forma de Duarte. El central luso ignoró la posición de Rubén García y su distancia respecto a Pablo Marí, el acompañante de Domingos en el eje de la defensa. Al perder la referencia, cuando el zaguero quiso corregir la situación al ser superado por el envío en largo de la defensa rojilla, ya era demasiado tarde. Rubén enfiló a Dani Giménez y no tembló: 1-1.
En el 31', de nuevo Rubén García castigaría una imprudencia de la línea defensiva del Dépor. Pablo Marí 'regaló' una falta en la frontal y el '14' de Osasuna colocó el cuero en la mismísima escuadra. De primeras, Figueroa Vázquez señaló una inexistente falta sobre Quique González y amonestó a Oier al escurrirse el delantero del Dépor intentando taponar un posible disparo raso del delantero. Por fortuna para el colegiado, el juez de línea le ayudó a rectificar la decisión, y el gol, amargo para los coruñeses, subió al marcador. Con el 1-2 se llegaría al descanso.
La segunda parte no alteró el escenario vivido en la recta final del primer tiempo: el Dépor, impotente, no supo cómo meterle mano a un rival bien organizado, con las ideas claras sin la pelota. Ni siquiera la entrada de Borja Valle y Matías Nahuel dinamizó el juego ofensivo de un equipo atascado hasta el extremo.
No se les puede achacar falta de implicación a los jugadores, porque el problema no es ese, pero este Deportivo sigue perdiendo fuelle por activa y por pasiva. Tampoco se puede responsabilizar a Martí de esta sobredosis de frustración cuando el nuevo cuerpo técnico apenas ha tenido la posibilidad de entrenar a su plantilla en cuatro sesiones, y además sus intenciones no disgustan. Pero, sea como fuere, los resultados son del todo deprimentes para un equipo que puede rematar la jornada 34 fuera del playoff de ascenso a Primera.
