El árbitro Extremadura Hernández denuncia amenazas tras el Celta-Montañeros: "Desgraciado, a ver si te matas con el coche y ya no nos pitas más"

El árbitro Rubén Extremadura Hernández recogió en el acta del partido de División de Honor Juvenil entre el Celta de Vigo y el Montañeros de A Coruña las graves amenazas e insultos que le brindaron un grupo de diez aficionados del equipo coruñés. El partido, que terminó con victoria celeste por 5-1, tuvo un triste y lamentable desenlace en la zona del aparcamiento de las Instalaciones Deportivas de A Madroa. El colegiado recogió los insultos, amenazas, un escupitajo y una agresión en forma de lanzamiento de un objeto a su coche tras montarse en el mismo.

El colegiado redactó un amplio anexo donde denunció todo lo sucedido tras la celebración del partido. "Cuando me dirigía a abandonar las instalaciones deportivas con mi vehículo, que estaba estacionado dentro de las mismas, un grupo de diez aficionados del club Atlético Coruña Montañeros C.F identificados como tal, ya que estaban con anoraks del mencionado club y con gran parte de los jugadores de este equipo, junto a sus equipajes y maletas con su emblema, se pusieron delante de mi vehículo impidiendo o queriendo dificultar que yo pudiera abandonar las instalaciones con el mismo, forzando mi parada, una vez conseguido que me detuviera uno de ellos lanza un escupe al espejo frontal de mi vehículo alcanzándolo, tras lo cual bajo del mismo, estando aún dentro de las instalaciones deportivas, y recibí yo el impacto de otro escupe en mi cara, proviniendo del mismo grupo de aficionados".

Continúa el acta arbitral recogiendo el tenso y violento instante en el que esos aficionados del Montañeros empezaron a insultar a Extremadura Hernández deseándole, incluso, la muerte: "Momento en el que ese grupo de padres empieza a dirigirse a mí con gritos como “¡A ver hijo de puta, expúlsame a mi también ahora!” , “!Desgraciado, a ver si te matas con el coche y ya no nos pitas más¡”, al mismo tiempo que otras personas simpatizantes de este mismo club y que se hallaban fuera de las instalaciones, junto al bus de este mismo equipo, rápidamente acudieron hasta mi posición para continuar con insultos y amenazas hacia mi, no me dejan otra opción que con el coche encendido y la puerta abierta, estando dentro mi asistente, me dirija rápidamente junto al encargado de la instalación deportiva del club R.C.Celta, quien de inmediato accede a mi ayuda, y tras decirles el encargado de la instalación alto y claro a este grupo de gente “¡Salgan de ahí en medio, por donde tienen que pasar los coches!” oigo como le responden “!Vete a la mierda, que se joda, que nos saque él si quiere!”.

Tras la intervención del responsable del empleado del Celta de Vigo los insultos y amenazas no cesaron. Rubén Extremadura Hernández explicó que "acto seguido entre más insultos y amenazas, me dispongo a ir hacia mi vehículo, donde mi asistente me está esperando ya fuera del mismo y visiblemente afectado por la situación de agresividad y hostilidad en nuestra contra y también debido a la edad del mismo".

🏁 𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟 na Madroa!

VITORIA dos nosos xuvenís (5-1) grazas aos tantos de Bernard, Noah, Tarba e un dobrete de Miguel Conde. pic.twitter.com/FC1woHVmzA

— Canteira Celeste (@CanteiraCeleste) February 9, 2025

"Al disponerme a entrar en el coche uno de estos aficionados se dirige a mi, llegando a estar a un metro escaso de mi vehículo mientras trataba de cerrar la puerta, y dice de manera reiterada “¡Eres un cabrón y un hijo de puta, lárgate de una puta vez y deja de montar el espectáculo!”", continuó denunciando el árbitro del Celta-Montañeros.

Rubén Extremadura Hernández aún tuvo que vivir como uno de los aficionados del Montañeros lanzaba un objeto a su coche mientras salía del aparcamiento de A Madroa: "Tras lo cual arranco y abandono las instalaciones y es en ese momento en el que siento que algo contundente alcanza mi vehículo en la parte de arriba, provocando un estruendo, sin poder precisar lo que era ni quien me lo lanzó, además de que observando la situación generada y el ambiente reinante, decidí continuar la marcha, temiendo males mayores si me detuviera a ver lo que me habían lanzado o de donde provenía".