Tron Catalyst: un divertido roguelite con toda la esencia del clásico

-
Un videojuego del montón, pero del montón bueno
-
Mantiene toda la esencia de la fantástica película de 1982
El universo de Steven Lisberger está de vuelta. TRON: Catalyst nos sumerge de lleno en el mundo virtual que conocimos en 1982, y lo hace cambiando radicalmente el rumbo con respecto a la anterior entrega. Bithell Games vuelve a estar al cargo del desarrollo, pero a diferencia de la novela visual cargada de puzzles que fue Identity en 2023, en Catalyst nos encontramos con un roguelite bastante vertiginoso en muchos momentos y una potente carga narrativa. En la que siguiendo una serie de consejos principales, todo es mucho más llevadero.
Poco queda ya de la temida megacorporación ENCOM y el Control Central de Programas que aspiraba a dominar el mundo. Sin embargo sí que quedan rastros de la obra del magnífico Kevin Flynn, programador y padre de todo este pequeño universo en el que toda una red informática y sus diferentes programas han cobrado vida. Hasta el punto que ahora han fundado una ciudad llamada Corte Vertical, que está dividida entre el control del Núcleo y la lucha por la libertad del grupo Autómata.

Este enfrentamiento pone en peligro a la mismísima Red Arq, y por tanto todo nuestro mundo podría desmoronarse. Nosotros damos vida al programa Exo, una mensajera que sufre un curioso glitch que es tanto un problema como una solución. Y muy pronto nos toparemos con una cruda realidad de la que no éramos conscientes, pues el juego nos tira de manera confusa a este mundo que no comprendemos, igual que le ocurre a nuestro programa casi recién creado.
Toda una red que se desmorona
En esta red cada programa tiene una utilidad muy concreta. Imaginad cómo funciona tu consola o ordenador por dentro, pero al estilo de la serie Érase una vez El Cuerpo Humano. Y nosotros, encarnando a Exo, somos un programa que se dedica a transportar microdatos de un lugar a otro. Pero todo cambia cuando uno de estos paquetes estalla, provocándonos un glitch que cambiará el curso de nuestra historia, y el de muchos otros. Lo que nos lleva a que nos investiguen y, como en la película original, nos obliguen a servir de carnaza en sus juegos, donde aprenderemos a combatir, para tratar de desprenderse de nosotros.

A medida que vamos descubriendo qué es lo que nos pasa y qué ocurrió con aquel paquete, también iremos desentrañando muchos de los secretos de Corte Vertical. ¿Por qué todos temen al Núcleo? ¿Y son Autómata tan buenos como dicen? Si queremos averiguar la verdad tendremos que investigar a fondo, y eso incluye el hablar con todos los NPC posibles, los cuales puede que no nos digan nada útil, que ofrezcan pistas sobre las tramas o que directamente hagan que consigamos recursos adicionales. Y en ello incluye toma de decisiones clave tanto para bien como para mal. Aunque pronto aprenderemos que si fallamos siempre tendremos una nueva oportunidad.
Una condena que se convierte en bendición: el glitch de los bucles temporales
Tras esa explosión al inicio del juego descubriremos que algo ha cambiado en nosotros. Ahora sufrimos un glitch que nos encierra dentro de bucles temporales. Algo que podremos usar a nuestro favor para reiniciarlos a nuestro antojo. Siendo ésta la mecánica básica del juego en cuanto a la narrativa del mismo. Este glitch se activará siempre que muramos, pero también lo podremos activar manualmente porque así nos convenga o lo necesitemos para avanzar, comenzando de nuevo desde el último bucle alcanzado.

Lo interesante es que con cada reinicio, no perdemos el progreso conseguido. Todo gracias a los discos de identificación que son la base de todo programa. Unos discos donde quedan registrados todo lo que somos y lo que aprendemos, siendo también un arma y un escudo en momentos de apuro. Y nuestro disco también está afectado por este glitch, por lo que avanza con nosotros, manteniendo toda la información que hemos recolectado así como los fragmentos de datos con los que podremos ir mejorando nuestro disco. Los cuales se encuentran brillando en verde en diferentes puntos del escenario, así como escondidos en las cajas. Obteniendo así nuevas y mejores habilidades.
El furor del combate y la exploración y narrativa se reparten el protagonismo
Al estilo de otros roguelites como Hades 2, no todo va a ser sufrir constantemente a medida que avanzamos. Los combates son constantes en muchos momentos, pero también tenemos otros muchos de calma y exploración en los que investigar lo que sucede en la red. Tanto en la ciudad como en las Tierras Lejanas. Y también encontraremos formas de evadir a nuestro enemigo sin ser visto o detectado.

Por ello, el combate al no ser tan constante no es tan protagonista. De lo contrario sería bastante sufrido, pues no es el punto fuerte de TRON: Catalyst. Es ameno y ciertamente entretenido, pero no es demasiado intuitivo y sus controles no son los mejores. No entrañando tampoco ninguna excesiva dificultad una vez que al cabo de un rato, aprendemos que el parry es la clave y mejorando esta habilidad ya todos los combates son un paseo.
Más interesante es una exploración que, en ocasiones, es desafiante. No siempre nos queda claro qué tenemos que hacer y cuál es el camino correcto. ¿Cómo puedo pasar por esa puerta que está cerrada? Eso hará que tengamos que devanarnos un poquito el cerebro en busca de una llave oculta o un acceso oculto, como por ejemplo una ventana que nos permita entrar en una zona que creíamos cerrada. Siempre hay opciones. Y si no las hay, es que no es el momento de entrar.
Conclusiones de Tron: Catalyst
Poco a poco la trama se va complicando y nos va sorprendiendo en complejidad. Cuando lo teníamos todo dominado aparecen nuevas habilidades que lo cambian todo... ¿Ahora puedo robarle granadas a los enemigos con las que destruir algunos escenarios y accesos? O directamente nos vemos obligados a dirigirnos hacia ubicaciones nuevas y totalmente desconocidas.

TRON: Catalyst mantiene toda la esencia de la película de 1982 y su universo, conducción de motos incluida, y aquellos que hemos crecido con ella o su secuela (Tron: Legacy, de 2010) tenemos un puntito más de disfrute. Aunque no deja de ser un roguelite más con el que echar un buen montón de horas muy entretenidos, pero sin más. No esperando grandilocuencias de ningún tipo. Algo que tampoco debe echarnos para atrás en caso de duda. Un juego del montón, pero del montón bueno.
Lo mejor:
- El sistema de bucles está muy bien implementado jugando con el progreso de nuestro disco de identifiación
- Muy disfrutable al estar muy bien equilibrado entre narrativa, exploración y combates
- Mantiene toda la esencia del clásico
Lo peor:
- El sistema de combates: incómodo pero llega a ser demasiado fácil con las habilidades
- No aporta nada excesivamente nuevo y en lo visual es bastante simple
- Hay momentos en los que no sabemos por dónde avanzar
77/100