Renault introduce un cambio importante en uno de sus eléctricos

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La marca francesa podrá rebajar el precio de su Megane
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Hay que frotarse los ojos varias veces para creer el precio de este Renault, el más bonito
Renault prepara una actualización técnica de calado para el Mégane E-Tech eléctrico con la incorporación de una nueva batería de química LFP (litio-ferrofosfato). Este tipo de celdas representa un cambio estratégico dentro de la gama de vehículos eléctricos de la marca, no solo por las implicaciones técnicas, sino también por su impacto directo en los costes, la durabilidad y la fiabilidad del sistema eléctrico.
La principal ventaja de las baterías LFP frente a las actuales NMC radica en su mayor resistencia térmica y en una vida útil más prolongada. Aunque presentan menor densidad energética, lo que en principio limita la autonomía, Renault ha apostado por una solución estructural complementaria: la tecnología Cell-to-Pack. Este enfoque prescinde de módulos intermedios y permite integrar directamente las celdas en el paquete, optimizando el espacio y reduciendo peso. La combinación de LFP y arquitectura CTP busca compensar las limitaciones volumétricas y mantener el nivel de autonomía actual sin aumentar el tamaño del vehículo.

Cabe destacar que este cambio obliga a rediseñar parcialmente la plataforma del Mégane eléctrico, al tener que adaptar el suelo y el sistema de refrigeración a las nuevas dimensiones y requerimientos térmicos del pack LFP. Aunque estas baterías toleran mejor el calor y los ciclos de carga intensivos, siguen exigiendo una gestión térmica precisa para conservar su rendimiento en condiciones reales de uso.
Una evolución técnica con impacto directo en coste y durabilidad
Por otro lado, uno de los objetivos más claros de esta evolución es la reducción del coste por kWh. Las celdas LFP utilizan materias primas más abundantes y económicas, lo que permite a Renault ajustar el precio de sus eléctricos sin sacrificar calidad estructural ni eficiencia. Esto resulta especialmente relevante en el contexto actual, donde la presión por democratizar el acceso a la movilidad eléctrica obliga a ofrecer productos más accesibles sin renunciar a la tecnología.
Llama especialmente la atención que esta actualización se introducirá antes de que el modelo sufra un rediseño de generación. Esta estrategia permite mantener al Mégane competitivo mediante mejoras técnicas progresivas, en lugar de concentrarlas en un solo ciclo de producto. La llegada de la batería LFP con arquitectura CTP refuerza así la propuesta del compacto eléctrico francés, añadiendo robustez, previsibilidad en la degradación energética y menores costes operativos a largo plazo.