Insistencia y resistencia

Baño de realidad. Sin excusas de mal pagador. El Arsenal fue mejor y aunque el Atleti mantuvo el tipo sesenta minutos, acabó golpeado tras una soberana paliza. Cuatro goles en un cuarto de hora bastaron para convertir un partido correcto del Atleti en una masacre.

Es la cuarta vez en esta década en la que el Atlético ha encajado un 4-0 (Dortmund, Bayern, Benfica y Arsenal). ¿La diferencia? En todas esas goleadas no se compitió. Anoche, sí. Hubo un plan, una idea y una ejecución. Todo voló por los aires después del segundo gol y desde entonces hasta el final, el equipo hizo lo que no se le puede perdonar a un equipo grande: se desconectó del partido, perdió la concentración, bajó los brazos y se embarcó en el famoso club del ‘Se dejaba llevar’. Mal asunto. Algo muy parecido a lo del Mundial de Clubes con el PSG, que acabó costando el pase.

"La Champions es como el famoso anuncio de televisión que hacía la prueba del algodón: no engaña".

El resultado fue exagerado y abultado, visto desde la trinchera atlética, pero hay que insistir. La realidad es la que es. No se puede edulcorar. La Champions es como el famoso anuncio de televisión de aquel producto de limpieza que hacía la prueba del algodón: no engaña. Te mide siempre y te saca todos los defectos. Y cuando no das la talla y se te ven las costuras como equipo, pues te meten cuatro en quince minutos. Así de sencillo.

Más allá de la dolorosa derrota, el Atleti está buscando cambiar de estilo y ser más propositivo. El equipo sigue en construcción por más que no le guste escuchar ese término a muchos y, aunque los resultados no están siendo buenos, la sensación es que merece la pena sostener e incluso redoblar la apuesta.

"Hay buenos jugadores, buen entrenador y un proyecto de futuro, pero el camino está siendo más duro de lo que parecía".

Hay buenos jugadores, buen entrenador y un proyecto de futuro. La realidad es que el camino está siendo más duro de lo que parecía y que, en el proceso de búsqueda, Simeone está teniendo que convivir con diferentes escenarios y resultados con dientes de sierra.

A los jugadores no hay que decirles nada: solo hacerles ver el partido de nuevo para que aprendan el nivel de ambición y compromiso de Julián Alvarez, un tipo que lo ha ganado todo y que con 3-0 presionaba como una bestia, se mataba a correr y tenía vergüenza torera. A Simeone le toca mejorar el aspecto mental del grupo (que el equipo no tenga mandíbula de cristal), mejorar su propuesta fuera de casa, acertar más con los cambios y mejorar al equipo con automatismos colectivos.

A Mateu Alemany, recién llegado, le toca descifrar insondables misterios de la planificación deportiva: resolver el tema del lateral izquierdo, fichar un central sano de nivel y traer un centrocampista con criterio y oficio. Eso, para invierno. Para verano quedan dos patatas calientes: dar bajas importantes y revisar el nivel de la delantera.

Demasiadas asignaturas pendientes, pero al fondo de este comienzo de temporada plagado de turbulencias, asoma una posibilidad. Aprender de cada derrota y abrazar cada crisis como una gran oportunidad para mejorar y asumir que crecer duele.

"Ser del Atleti es estar en las malas y ahora toca tiempo de resistencia".

El Atleti tiene dos caminos. Dejar de creer o seguir creyendo en el proceso y redoblar su apuesta. Nadie dijo que esto sería fácil. Y el Atleti es justo eso. Insistencia. Levantarte de una buena paliza incluso cuando no tienes ganas de hacerlo. Habrá que insistir. Ser del Atleti es estar en las malas. Y ahora toca tiempo de resistencia.