El nuevo Mazda es, para muchos, el más bonito, pero tiene un problema
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La marca japonesa reconoce un problema y ya están trabajando en la solución
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Ya están trabajando en la solución
Mazda ha desvelado recientemente dos nuevos modelos eléctricos que han despertado elogios por su diseño, pero que también han generado ciertas dudas en el seno de la propia marca. Se trata del Mazda6e y del futuro CX-6e, dos productos desarrollados en colaboración con el grupo chino Changan. Aunque ambos cumplen en términos de estética, tecnología y prestaciones, su comportamiento dinámico dista de los estándares habituales de la firma japonesa, que históricamente ha puesto el énfasis en ofrecer una experiencia de conducción muy precisa y personal.
Los responsables de Mazda han admitido abiertamente que estos modelos no transmiten el carácter que siempre ha definido a la marca. El concepto “jinba ittai”, que simboliza la unión entre conductor y vehículo, no se ha trasladado con fidelidad a estos eléctricos. Esta falta de conexión ha motivado una decisión estratégica importante: el desarrollo de una plataforma propia, específica para vehículos eléctricos, que permita recuperar el ADN dinámico de la firma en esta nueva etapa tecnológica.
Lo destacable en este caso es que ya está en marcha un nuevo modelo completamente eléctrico que verá la luz en 2027 y que sí responderá a los estándares históricos de Mazda. Aunque no se han revelado aún detalles concretos sobre su carrocería o segmento, la compañía ha confirmado que el prototipo ya se encuentra en fase de pruebas y que el objetivo es ofrecer una experiencia de conducción auténticamente Mazda desde el primer momento.
2027 marcará un antes y un después en la electrificación de Mazda
Este futuro modelo supondrá el primer vehículo eléctrico desarrollado íntegramente por la marca, sin depender de alianzas externas ni plataformas compartidas. El enfoque será radicalmente distinto: desde la concepción del chasis hasta el ajuste del sistema motriz, todo estará diseñado para recuperar el tacto, la precisión y la respuesta que siempre han caracterizado a sus productos.
Por todo ello, este nuevo eléctrico no solo representa un avance técnico, sino también un paso clave en la recuperación de la identidad de marca. Mazda busca así establecer un equilibrio entre innovación y fidelidad a sus principios, en un momento en el que muchos fabricantes están diluyendo su personalidad en favor de soluciones tecnológicas globales. La llegada de este modelo en 2027 podría marcar un punto de inflexión en la estrategia eléctrica de Hiroshima.