Santi Cazorla revive su calvario y vislumbra su retirada: "Riesgo de perder la pierna"
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"Es casi seguro que esta será mi última temporada", admite
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Luis Carrión coloca al Real Oviedo como principal favorito al descenso
Santi Cazorla está viviendo una temporada agridulce. Camino de los 41 años, el atacante ha cumplido el sueño de jugar con su Real Oviedo en Primera División, aunque este inicio de curso no está siendo demasiado positivo. No sólo en lo colectivo, pues el cuadro carbayón es colista de la competición y relevó a Veljko Paunovic de su puesto hace un mes, sino también en lo personal.
El asturiano arrancó la temporada con pocos minutos en los primeros partidos hasta que fue titular por primera vez -y única- en la sexta jornada ante el Barça. Pero desde entonces, se ha apagado. No pudo estar ante el Valencia y lleva cuatro partidos consecutivos fuera de la convocatoria debido a unas molestias en la rodilla. No juega desde el pasado 4 de octubre, ante el Levante, y no ha disputado ni un minuto a las órdenes de Luis Carrión.
Su edad, su estado físico y el hecho de haber cumplido un sueño provocan, de manera irremediable, que el jugador empiece a pensar en su retirada. "Es casi seguro que esta será mi última temporada", ha declarado el jugador en una entrevista con L'Équipe. "Quiero disfrutarla, saborear estos últimos momentos y cuidarme", añade, aunque posteriormente también deja abierta la puerta a una posible "extensión de contrato".
Santi Cazorla y su calvario con las lesiones
En esa misma entrevista, el mediapunta ha repasado sus peores momentos como futbolista. Un calvario que arrancó cuando militaba en el Arsenal en 2013, con "un golpe que me fracturó un hueso del pie" y que provocó que empezara a "recibir inyecciones de corticosteroides para aliviar el dolor".
Cazorla admite que ese dolor "se volvió insoportable", que "jugaba llorando" y que pidió una solución al club. Decidieron operarle y Arsene Wenger le llamó para anunciarle que renovarían su contrato. Pero el postoperatorio no fue demasiado bien: "Tenía la piel muy dañada por tantas inyecciones. Estaba muerta y no cicatrizaba. Los problemas se fueron acumulando. Durante la operación, contraje una infección bacteriana. Ahí empezó el calvario".
"Me operaron todos los meses , once veces en total sin que nadie entendiera lo que ocurría. Cuando volví a España para una segunda opinión, tenía gangrena en el tendón de Aquiles en un tramo de 11 cm", recuerda el jugador. "En Inglaterra me dijeron que corría el riesgo de perder la pierna, desde la rótula hacia abajo. Mi médico español me tranquilizó. Las pruebas demostraron que mi brazo izquierdo era el más adecuado para hacer un injerto. Ahí tenía el tatuaje de mi hija y ahora tengo la otra mitad en el pie", rememora.
Ha pasado más de una década desde entonces. Cazorla se recuperó, jugó el Mundial 2014 y dejó atrás el sufrimiento, aunque las secuelas físicas aún son evidentes. Ahora, con 40 años, vislumbra una posible retirada con el objetivo de "disfrutar" de su sueño.