Ni El Molinón cura las heridas

Para los equipos de abajo, los partidos disputados como local deberían ser la base para sustentar la salvación. Jugar en casa como sinónimo de confianza, sobre todo si fuera las cosas no funcionan. Pero en el caso del Sporting, en El Molinón tampoco está consiguiendo sacar una buena base de puntos a la que añadirle lo sumado como visitante.

 
Han sido muchas las oportunidades que el Sporting ha perdido de sacar partidos adelante en casa. Contra el Alavés, la esperanza venía por la posible  alineación suplente del equipo vasco tras la eliminatoria copera, pero el resultado fue un contundente 2-4. Algo parecido ocurrió ante el Celta, equipo que dos días antes había jugado un partido con prórroga de máxima exigencia en Ucrania, pero que se llevó un punto de botín de El Molinón.
Contra el Deportivo, la vuelta a casa después del partido del Camp Nou abrían un atisbo de esperanza y más viendo la situación clasificatoria del Dépor, al que si se le ganaba se metía en apuros también en la lucha por el descenso. Pero otro mazazo vino para golpear las ilusiones de los sportinguistas. Una nueva derrota en casa, en un Molinón, que no sirve ni para curar las heridas en esta temporada.