Más que tres puntos
"Solo son tres puntos". Es una de las frases más repetidas en el entorno del Real Oviedo tras el pitido final. En lo clasificatorio está claro que es así, pero en lo deportivo y en lo extradeportivo, todo derbi va más allá; y más en este caso, en el que las dinámicas jugaban un papel importante en la previa y en el desarrollo del partido. El conjunto azul solucionó en parte problemas que venía teniendo y queda por ver si esa solución también se aplica en los próximos partidos.
El Oviedo fue serio atrás, produjo en ataque (en la primera mitad), contuvo en el balón parado en contra y sacó provecho de él en su favor. Durante la semana se aludió en numerosas ocasiones a que era el partido perfecto para cambiar la dinámica y esa es la incógnita que arroja el futuro. El resultado del encuentro parece idóneo para enterrar los problemas y mirar hacia el futuro.
Por supuesto, la victoria va más allá en el aspecto emocional. Un derbi se disfruta media temporada, hasta que llega siguiente y a la afición azul le toca paladearlo. Desde el recibimiento al autobús en el hotel de concentración, la hinchada llevó en volandas a su equipo. 20 minutos tardó la expedición azul en hacer un recorrido mínimo hasta el Carlos Tartiere, con especial concentración de gente en la curva que baja al coliseo azul, donde el autobús no podía apenas abrirse paso entre la multitud.
Desde el calentamiento, el ambiente fue a más, desembocando en el arranque del encuentro, y por supuesto, en los dos goles azules, que llegaron pronto e hicieron que la afición viviera el partido de manera más tranquila y disfrutando más que con un partido apretado. Las linternas de los teléfonos salieron a relucir en la segunda mitad y la tradicional 'haka' islandesa volvió a verse en el Tartiere. El equipo se retiró a vestuarios incluso dando una vuelta de honor. Tres puntos que ayudan a mirar hacia arriba, pero que significan más en lo extradeportivo. Son más que tres puntos.